Encabeza la inepta Sansores San Román una administración que carece de una visión concreta sobre el desarrollo del Estado. El crecimiento económico no ha sido su prioridad…
Tiene razón la ineficiente gobernadora Layda Sansores San Román, cuando asegura que Campeche ya no es un Estado pobre, sino “jodido”. Vaya que ella y los demás integrantes de su gabinete se han encargado de “jodernos” más y más.
Encabeza la inepta Sansores San Román una administración que carece de una visión concreta sobre el desarrollo del Estado. El crecimiento económico no ha sido su prioridad, y la presencia de funcionarios foráneos, desvinculados del sector productivo campechano, ha impedido que se pongan en marcha estrategias para impulsar aquellas áreas que puedan ser consideradas como nuestras fortalezas.
La pesca, la agricultura, la ganadería, la apicultura, el aprovechamiento forestal ordenado y racional, las artesanías, el turismo y la hotelería, por citar algunos casos, han sobrevivido estos tres años por su esfuerzo propio, sin el acompañamiento ni el apuntalamiento gubernamental.
Aunque la mentirosa Sansores San Román presume la creación de más de 10 mil empleos durante su administración, es probable que se refiera a cifras del año pasado, cuando la construcción del Tren Maya activó la contratación de mano de obra. Pero fuera de ese proyecto, a Campeche no han llegado ni industrias ni comercios, ni franquicias. El estancamiento ha sido brutal.
Por eso es correcto también que a la senecta mandataria le produzca un persistente prurito al compararse con el desarrollo que muestra por ejemplo, Yucatán, en donde su anterior gobernador se entregó en cuerpo y alma a cumplir con sus encomiendas e hizo a un lado sus diversiones, paseos, shows circenses y devaneos amorosos. Trabajó bien, fue el mejor calificado de todo el país hasta el final de su Administración y los resultados están a la vista, y generan la envidia de la propia Sansores.
Pero no se puede cosechar aquello que no se ha sembrado, ni alcanzar el desarrollo cuando no existen proyectos ni estrategias para alcanzarlo. El secretario de Desarrollo Económico llegó a decir que el futuro está en “vender nuestra campechanidad”, pero al parecer no encontró postores para ese inusual y extraño comercio, y por eso es que pasamos de ser un Estado pobre, a estar entre los más jodidos del país.
Y todo el fracaso debe atribuirse, sin duda alguna, a la más inepta gobernadora que haya tenido nuestra entidad. Afecta al aplauso fácil y al reconocimiento de oropel, que se mal acostumbró a que el Gobierno Federal le resolviera sus incapacidades y la convirtió en una parásita que hasta la fecha no ha producido nada bueno para su Estado. Y como dijo don Teofilito, seguramente ya no lo producirá.
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