¿A quién va dirigido el mensaje de esa ejecución? ¿A Pablo, o más alto, a la gobernadora Layda Sansores? ¿O a Marcela o a todo el aparato que dice que gobierna Campeche?
En el Campeche que está “requetebién”, según dichos de la senecta del cuarto piso, el exdirector de la Policía Estatal Preventiva (PEP) y expolicía federal, quien se desempeñaba como director de Seguridad de la Administración Portuaria Integral (Apicam), Víctor Ausencio Aguilar Pérez, fue ejecutado de cinco certeros balazos en Ciudad del Carmen.
Sí, en Ciudad del Carmen, esa “pinche islita” (Layda Sansores dixit), que seguirá en manos de Morena y bajo el control de Pablo Gutiérrez Lazarus, a quien los giros negros que operan en esa ciudad le financiaron su campaña, y que una vez que se confirmó su triunfo festejaron en grande la victoria, con antros, bares y cabarets regalando cervezas y alcohol a todo aquel que mostrara el dedo marcado, señal de que había votado ese día.
Sí, esa Isla controlada por esos giros negros, y detrás de ellos, otros intereses más oscuros aún, seguirá en manos de los mismos, y en tal virtud, se mantendrá como uno de los principales focos rojos en materia de inseguridad en el Estado de Campeche. Y seguirá así, porque eso decidieron los carmelos el pasado 2 de junio.
Lamentable, sin duda alguna, la ejecución del comandante Víctor Aguilar, un personaje muy querido en el ámbito policiaco y en la sociedad campechana. Reconocido por su experiencia como policía profesional de carrera, y quien siempre había rendido buenas cuentas en los cargos que le habían conferido, no como la guanajuatense, que todos conocemos.
Lo interesante es escrudriñar, descifrar a quién va dirigido el mensaje de esa ejecución. Si a Pablo, o más alto, a la gobernadora, o a Marcela o a todo el aparato que dice que gobierna Campeche. ¿No han cumplido con su parte y este es sólo un aviso? ¿O están pidiendo de más?
No tenemos la menor duda que la Fiscalía abrirá varias líneas de investigación. La principal seguramente será encontrar algún vínculo entre el comandante ejecutado, y Eliseo Fernández Montúfar, para ver si también le confieren la autoría intelectual.
Lo cierto es que en Campeche se desataron otra vez los demonios. O como se dice en el argot: se volvió a ‘calentar la plaza’, pues tan sólo la semana pasada hubo otras tres ejecuciones: un cuerpo calcinado en Puerto Real, Carmen; el de un masculino ensangrentado en San José Carpizo, Champotón, y el de un hombre putrefacto dentro de su auto cerca de la Concha Acústica en la ciudad de San Francisco, Campeche, a unos cuantos metros del Palacio de Gobierno.
Pero estamos requetebién.
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