Mariano Espinosa Rafful
“El humor es algo parecido a la felicidad, a la revolución y al amor”.
Roberto Bolaño.
Entramos al terreno de los supuestos en estos días de guardarse para casi todo, las expresiones públicas abiertas comprometen, el futuro no es incierto, lo es más el presente más allá del décimo mes del año, aun con la carga de positivismo, innovación, descentralización y trabajo constante por varios flancos.
La economía disímbola entre los números y la realidad, los precios de los productos en la queja recurrente del ama de casa, o quien se encarga de esas idas al mercado de las ilusiones, no hay de otra, se compra menos con lo mismo de hace unos meses, es claro que no hay reflejo tangible.
Mientras tanto la política nacional da de tumbos, con escasos representantes de los ciudadanos de a pie, sin las formas y sin propuestas, deambula un puñado de suspirantes que serán retados los últimos días de agosto, por los mismos de siempre, quienes intentarán sumarse al puntero o ganador de la encuesta maestra.
Más ocupados que preocupados por el paso siguiente, el compromiso de caminar, de seguir los pasos de quien enarbola banderas de libertad, democracia, inclusión y respeto a la diversidad desde toda perspectiva ciudadana.
Nos ha hecho falta tiempo para la mayor lectura de los distintos comportamientos, no es el bailongo ni la subida a la bicicleta, menos aún la vendimia de gelatinas o tamales, ni el ejemplo en discurso caduco lo que vendrá a resolvernos parte del desquiciante mundo de desigualdades notorias.
Temas muy serios como la inseguridad que tiene atrapados a gran parte de los Estados del país, no serán resueltos de manera cosmética ya, requieren no sólo inteligencia, prudencia, conocimientos, argumentos, planeación y capacidad de gestión ante instancias internacionales, porque estamos rebasados por todos lados.
A estas alturas quizá ya no son los nombres y apellidos, su formación o la conformación de sus equipos en campaña, los recorridos por el país, en los puntos clave para atrapar el privilegio en el ejercicio poco claro que dejará inconformidades.
México vive momentos de dificultades, callamos, nos reservamos los pensamientos, cuidamos las formas, no estar de acuerdo es válido, disentir es incómodo, pero siempre hay otros a la caza de lo que compromete, a sabiendas que en estos tiempos se está en más de un lugar común, para no quedar descobijados.
Cada Estado debe atender y entender a su gente, los problemas cotidianos que nos ganan en el día a día, sin falsos triunfalismos podemos afirmar que se ha avanzado, más divisas sí, menos valor de un dólar por los desgastados pesos, pero no hay un gramo de esperanza en un mejor mañana.
Creer o no creer que una elección pueda ubicarnos en otro horizonte, menos hostil, menos apegado a esa cruenta realidad de hoy, sin más pecado que las penitencias de los inquisidores, los que han aterrizado literalmente hablando, para ocuparse del poder, de las decisiones, pero muy lejos de un sentimiento de pertenencia.
Falta menos para conocer el desenlace de los escapistas, de quienes no serán favorecidos, a la espera de irse con otros colores, sin convicción ni principios, sólo insertarse por seis años más en un presupuesto cada vez más austero, que aniquila conciencias, por lo dispar entre lo que se brinda y lo que se recibe.
No estamos en posiciones de negatividad, al contrario, nos gustaría despertar al México que sufre, que corre por llegar a tiempo a sus labores diarias, que se compromete, que ama a sus familias, y que desea un mejor país, más seguro, de oportunidades siempre; y no de chantajes y ultrajes a la democracia.
Más historias
Que vieja tan terca
CINISMO RAMPLÓN
EN LAS TRIPAS DEL JAGUAR: 21 NOVIEMBRE 2024