Alcohol y drogas, no poco,
con consumo de frituras,
produjo siempre amarguras
al sobrino el Seso Loco.
Lo sorprendió la calaca
cuando cobraba sus moches,
y después de los reproches
procedió a hacerlo caca.
En solitario, qué tierno,
viajó portando su gorro,
y no prescindió del porro
al ingresar al averno.
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