Tribuna Campeche

Diario Independiente

¿QUIÉN LAS DEFIENDE?

Resulta paradójico que aquellos que se dedicaron a defender a los campechanos, hoy se encuentren en la total indefensión, a merced de los caprichos y mezquindades de la gobernadora Sansores…

El conmovedor testimonio de la exagente estatal, integrante fundadora de la agrupación “Mujeres Valientes”, Guadalupe (o Lupita) Moral, define y dibuja a la perfección lo que está aconteciendo con la Policía de Campeche, que enfrenta acoso y abierta represión de la insensible e inhumana gobernadora Layda Elena Sansores San Román, y de su inepta, negligente y corrupta secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana, Marcela Muñoz Martínez.

Lupita Moral, al igual que al menos seis de sus compañeras que han sido cesadas injustamente, porque tuvieron el valor de enfrentar al grupo de foráneos que mal dirige a esa Secretaría, responsabiliza directamente a la arbitraria gobernadora Layda Sansores de lo que le pase a ella y a su familia, así como a sus compañeros que siguen en la lucha.

Luego de dedicar casi seis años de su vida a proteger a la ciudadanía, a defender a las mujeres campechanas de la violencia cotidiana, sea desde el aspecto delictivo o del familiar, que se capacitó para cumplir al cien por ciento con sus funciones, y a la que le enseñaron a no tolerar ni abusos ni arbitrariedades, hoy le pregunta directamente a la senil mandataria: “Y a nosotras quién nos defiende?”.

Y en efecto, resulta paradójico y hasta diríase que surrealista, que aquellos que se dedicaron a defender a los ciudadanos campechanos hoy se encuentren en la total indefensión, a merced de los caprichos y mezquindades de la gobernadora Sansores y de su amada Marcela, en lugar de ser escuchados y de que se atiendan sus justos reclamos.

No ha sido el de los policías campechanos una protesta inédita. Hubo otras manifestaciones similares en otros Estados del país —en Michoacán, la más reciente— que derivaron en el cese de los jefes policiacos denunciados. Sin que en esos casos hubiera alguna represalia, castigo o cese en contra de quienes encabezaron el movimiento.

Tienen razón cuando dicen que ellos, los policías de a pie, los de carrera, los que están al servicio de la sociedad sin importar qué siglas partidistas controlen el Gobierno, se quedan para cumplir con sus funciones mientras los jefes se van, sean ineptos, como los foráneos de Campeche, o eficientes, como seguramente debe haber en alguna parte del país.

Qué lamentable que la gobernadora Sansores con su insensibilidad y su ingratitud no ejerza correctamente su capacidad de razonar, y en cambio se aferre a su obsesión de no tocar a la inepta y negligente Marcela, a pesar de las pruebas de su tremenda corrupción, y a pesar de que la propia Comisión de Derechos Humanos del Estado de Campeche haya recomendado su relevo debido al operativo fallido en el Cereso de San Francisco Kobén, con lo que le dio la razón a los policías campechanos que hoy son perseguidos, hostigados y cesados por exigir el respeto a sus derechos.

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