Ser promotores de la paz, piden a los campechanos

Los mexicanos somos pacíficos: Velázquez

Durante la misa del cuarto tiempo ordinario previo a la Cuaresma, el párroco de Catedral, Francisco Velázquez Trejo en su homilía, hizo un llamado a los campechanos a ser promotores de la paz, y llamó a que en el Estado y en el país no debe haber guerra.
“Debemos de ser promotores de la paz, no de la guerra, no hay que hacerle la guerra a nadie, no podemos tener un matrimonio en guerra, no podemos tener unos hermanos en guerra, no puede haber guerra en la colonia, no debe de haber guerra en el trabajo, no debe de haber guerra en Campeche, debemos de vivir en paz, no debe de haber guerra en México porque los mexicanos somos una nación pacífica, amante de la paz, y todos debemos trabajar por la paz, no por la traición, ni la guerra”, sostuvo.
Haciendo alusión al evangelio, comentó que Jesús inició su predicación con las bienaventuranzas, lo que hizo nos recuerda lo que Moisés en el Antiguo Testamento cuando subió al monte, y al bajar con las tablas de la ley habló con el pueblo de Israel que se había liberado de Egipto.
Muchas veces con el dinero, con el poder, con la fama, las personas le roban a los pobres sus propiedades, e incluso se ve a la gente llorando porque les cometen injusticias, y por eso han dejado en la calle a muchos.
“Hay gente que llora de impotencia porque tiene hambre, sufre porque nadie le hace justicia, nadie tiene misericordia para con ellos y eso dice el Señor; quién te hace sufrir, quién te humilla, quién te sobaja, quién te quitó lo poquito que tienes, quién no te hace justicia, quién te ha matado, ¿quién lo hizo?, ¿acaso fue Dios?, no, un prójimo te lo hizo, un hombre te lo hizo, una persona aquí en la tierra, en la tierra hay gente que sufre, porque hay gente mala, vengativa, ambiciosa, ladrona, sinvergüenza”, aseveró.
Hay esposos o esposas que humillan y sobajan a la pareja, cuántos hijos lloran, cuántas madres lloran cuando los hijos le roban el documento de la casa, cuántas mamás y papás lloran porque sus hijos los metieron a la cárcel para poderle robar sus propiedades.