Con total cinismo y esperando que los campechanos nos traguemos todas sus mentiras, la Tía Corrupta presume que ya se resolvió el problema de la escasez de agua en Calakmul, y que se puso en servicio la primera “gasolinería del Bienestar” del sureste del país, la cual se ubica en Conhuás, en ese mismo Municipio.
En realidad se trata de muy buenas intenciones, pero no por eso dejan de ser mentiras. El famoso acueducto, que hipotéticamente consta de “99 kilómetros de tubería, dos nuevos pozos profundos, se rehabilitaron tres más que ya existían, y se requirió la construcción de dos plantas de distribución y cuatro plantas de rebombeo”, hasta el momento no ha llevado ninguna gota de agua a ningún lado.
En realidad, tanto doña Corrupta como su Tatich Tabasqueño que dice Tantas Tarugadas (por eso le dicen el 4T), sólo develaron la placa inaugural de una obra que no está ni al 40 por ciento de avance.
Además de toda la infraestructura ya descrita en el párrafo anterior, aún falta que se instale la nueva tubería que llevará el vital líquido a las viviendas de los calakmulenses, para que puedan presumir que ahora sí, ”acabaron con la sed” de los habitantes de esa depauperada zona.
Y lo de la “gasolinería del bienestar” es otro rollo. No tiene todas las instalaciones y equipos para que pueda vender combustible, y su supuesta “inauguración”, a varios kilómetros de distancia de donde están las bombas despachadoras de gasolina, sólo tuvo como finalidad buscar el aplauso fácil, y aprovechar el tiempo, antes de que por el año electoral, ya no se le permita al señor de las 4T andar haciendo proselitismo por todo el país.
¿Y qué ganamos los campechanos con esas “inauguraciones”? Absolutamente nada. A menos que haya entre nuestros coterráneos gente que sea afecta al jarabe de pico, a las mentiras y a las obras inconclusas. Aparte de los chayoteros cuatroteístas y de los chairos, claro. Nos referimos aquí a los campechanos serios que sí utilizan el cerebro y que no se van con cuentos chinos.
Pero bueno, a falta de obras propias, la Tía Rata tiene que presumir logros ajenos que se encuentran inconclusos, que aún no benefician a nadie, y que así como están las cosas, es probable que se dejen en el abandono, porque ya cumplieron con su función: engañar a la gente, simular que se hacen grandes obras y que se cumplen promesas, aunque el acueducto no tenga una sola gota de agua, y en la gasolinería no haya ni olor a combustible.
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Que vieja tan terca