Familiares y amigos, dieron ayer el último adiós a Claudia Esther García Hernández y a Francisco Aké Moreno, cuyas vidas fueron cortadas de tajo la noche del sábado pasado al ser atropellados en paso peatonal de la avenida José López Portillo.
La tristeza y el dolor desfiguraban los rostros de los familiares, quienes tenían una sola exigencia a la sociedad, a la autoridad y a Dios mismo, justicia.
Los cuerpos de las víctimas de homicidio culposo fueron entregados durante el transcurso del domingo.
Entre tanto la pequeña de ocho años, continúan en la lucha por su vida.
A los dos los velaron en el predio de la mamá de Claudia Esther, ubicado en la calle Milagros entre Margarita y Justo Sierra, en la colonia Miguel Hidalgo.
En la vialidad se respiraba silencio bajo brumoso cielo; el ambiente calaba los huesos y no era precisamente por el frente frío.
En punto de las 15:40 horas de ayer, se empezaron a escuchar cánticos religiosos, mientras que los hombres disponían de los féretros para subirlos a la carroza fúnebre.
Parientes, amigos y vecinos caminaron a paso lento hacia la capilla “San Martín de Porres”, donde se celebró la misa de cuerpo presente.
A las afueras del recinto católico, permanecieron de pie más de 20 personas, quienes pacientes escucharon al sacerdote.
A las 16:00 horas, todos se dirigieron al panteón Jardines del Ángel y fue ahí donde el llanto eclosionó sin control.
A los pies de dos tumbas, los parientes lloraban y despedían a sus seres queridos, con la esperanza de que algún día se reunan de nuevo.
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