Jorge Gustavo Sansores Jarero
Regreso inesperado
Conocí a José Alberto Abud Flores hace 33 años. Fuimos vecinos, y su esposa, Linda, de origen británico, fue mi primera maestra del idioma inglés. Las clases eran en la sala de su casa y por supuesto, ahí estaba “Pepe”, como cariñosamente le decíamos los pequeños estudiantes de entre nueve y 12 años de edad.
De mirada seria y sonrisa enigmática, Abud Flores era catedrático en la Universidad Autónoma de Campeche (UAC), y su probada capacidad le confirió el cargo de director de la Facultad de Humanidades de 1994 a 1995. Al concluir ese periodo como director, gracias a sus conocimientos y tenacidad, el Consejo Universitario lo designó como rector de la máxima Casa de Estudios.
De 1995 a 1999, tiempo que duró su rectoría, José Abud realizó cambios importantes en la UAC, entre los que destacan mejorías en los planes de estudio, adquisición de nuevas tecnologías, y algo que casi ningún rector ha permitido, dejó que los sindicatos hicieran su parte y él la suya.
Pero en Campeche, entidad que vive de la política, no puede haber pensamientos distintos a quienes gobiernan, pues lo consideran traición. Lo mismo de antes con los de ahora.
Como licenciado en Ciencias Políticas, Abud Flores conocía —y conoce— bien los entretelones de ese tema. Sabía o al menos eso pensaba, que la amistad, el cariño y la cercanía familiar no tienen por qué afectar en lo laboral, pero en esos años la idea de apoyar a otros partidos políticos era complicado.
Así, en 1996, José Alberto Abud apoyó abiertamente a la entonces senadora Layda Elena Sansores San Román, cuando decidió renunciar al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Lo hizo, en primera, por amistad. También porque las decisiones personales, aunque sean políticas, no tienen por qué cambiar los afectos.
Para 1997, Sansores San Román compitió por la gubernatura bajo el cobijo del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Realizó una visita a la UAC, al igual que otros candidatos. Al final los resultados no la favorecieron —ella asegura que hubo fraude— y el priísta José Antonio González Curi quedó al frente del Poder Ejecutivo.
Sansores San Román, acompañada de muchos ciudadanos, instaló en la Plaza de la República su llamada “Resistencia Civil Pacífica”, y nuevamente José Abud apareció cerca de ella en marchas, mítines y eventos familiares, como muchos otros campechanos.
En 1999, con el poder en sus manos, el entonces gobernador González Curi quebrantó la “autonomía” universitaria para, literalmente bajar de la Rectoría a Abud Flores. La forma en cómo ocurrió es lo de menos, el fondo es lo que no tenía razón de ser, pues parece que al mandatario le molestaron aquellas visitas de otros contendientes. Él no tuvo esa “oportunidad”.
Luego de ese bochornoso episodio, el exrector se fue a probar suerte a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde también realizó conferencias y aprovechó para estudiar un doctorado. Mientras, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies) y otras intercedían por José Alberto Abud y su retorno a la UAC, pero fue imposible ante la intromisión del Gobierno del Estado en la máxima Casa de Estudios.
Sin embargo la historia siguió su curso, y hace apenas unos días el ahora doctor en Ciencias Políticas, José Alberto Abud Flores, regresó por la puerta grande a la Universidad Autónoma de Campeche. Una vez más, el Consejo Universitario lo eligió como rector y retornó a su alma mater.
Asegura el rector que regresa sin rencores, pero la experiencia de los años —pasaron 23 años de su destitución— y la situación política actual, seguramente lo han vuelto más analítico, contundente, quizá más frío y suspicaz que en su primer paso por la Rectoría. Eso le ayudará a no confiar, pero también a no señalar sin argumentos, como a él le sucedió.
Para muchos campechanos el retorno de Abud Flores es señal de justicia, para unos cuantos no. En lo personal me congratula verlo de vuelta, con la misma sonrisa escondida, pero con la incuestionable madurez y el conocimiento que le han dado los años, y sus numerosos estudios.
¿Qué futuro inmediato le espera a la UAC? Lo veremos con el paso de los días. ¿De nuevo hubo intromisión del Gobierno y Abud es imposición? En Campeche y en todo el país no existe autonomía casi en ningún órgano o universidad. Tal vez hubo consenso, quizá recomendación. Pero imposición, no creo. Simplemente era y es el candidato idóneo para dirigir nuestra máxima Casa de Estudios.
Ahora toca que Abud Flores le responda bien a la comunidad universitaria, pues una vez más tendrá la enorme responsabilidad de mejorar nuestra Universidad, pero sobre todo de demostrar que regresó por su capacidad, y nada más que eso.
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