Sin ayuda de los gobiernos tras los estragos de Amanda y Cristóbal
HOPELCHÉN.— Dos años después del paso de las tormentas Amanda y Cristóbal, que dejaron severas inundaciones de hasta seis metros de altura en unas cuatro mil hectáreas de praderas y zonas ganaderas de la región de Chunchintok, ese sector aún no se recupera de la mortandad de más de mil 500 reses, y la crisis aún se percibe y tiende a agravarse, porque no reciben ningún apoyo de los tres niveles de gobierno.Lucio Ku Ek, comisario municipal de Chunchintok, expuso que no hay pasto en las praderas y los ganaderos tuvieron que reubicar sus reses en partes altas, en donde han fomentado paulatinamente sus potreros. Actualmente hay alrededor de cuatro mil hectáreas de praderas de lo que fue hace décadas la zona arrocera de Chunchintok, que aún tiene agua de hasta dos metros de altura.
En esa zona se inundaron unas ocho mil hectáreas de praderas y actualmente la mitad de esa región, pegada al ejido de Ramón Corona, aún tiene agua con una profundidad de hasta dos metros, insistió. Antes de las inundaciones del 2020, Chunchintok tenía un registro en promedio de tres mil cabezas de ganado, y la mitad murió ahogada.
Ya han pasado dos años y la gran mayoría de los productores no se han podido recuperar de esa tragedia. Muchos perdieron todas sus reses y a la fecha “no se han levantado”, porque el ganado subió de precio en pie. No tienen cómo hacerle, y no han recibido ningún apoyo de las instancias gubernamentales.
Ku Ek señaló que gran parte de los ganaderos que lograron salvar sus hatos reubicaron sus potreros en los cerros, pero el problema es que no hay pasto y los crían como pueden, pues las inundaciones destruyeron cercas, caminos de acceso y alambrados. Lo peor es que no hay pasto.
Las autoridades en su momento no brindaron apoyos suficientes a los ganaderos, y hasta ahora los productores de res de Chunchintok no han recibido ayuda de las instancias de los tres niveles de gobierno, y lo que más requieren es alambre de púas para iniciar de nuevo la construcción de sus cercas.
Relató que esta es una consecuencia de la desaparición de programas que antes funcionaban, como el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), que se encargaba de cuantificar los daños e indemnizar a los productores afectados, sólo que ahora ya no existe la instancia de hacer esa labor, y los gobiernos de Morena, tanto estatal como federal, no les hacen caso, en tanto que en el Municipio se carece de un presidente con capacidad de gestión, por lo que los campesinos seguirán padeciendo estas graves negligencias.
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