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Víctor Collí Ek

Renuncia del primer ministro

Hace unos días Boris Johnson, el actual primer ministro del Reino Unido, renunció a su posición como líder de su partido, los tories o los conservadores. Sin embargo, afirmó que a pesar de ello, seguiría fungiendo como Primer Ministro hasta que se haya electo un nuevo líder.

Ante esto, se escucharon voces de sus propios colegas, afirmando que tal decisión no era suficiente. Debía igualmente renunciar como primer ministro, nombrándose inmediatamente a un interino y, a su vez, realizarse el procedimiento para un nuevo líder de los tories, que se convierta en el nuevo primer ministro.

El primer ministro es la cabeza de la administración, el jefe del Ejecutivo, por decirlo de una forma, que a diferencia por ejemplo del Presidente de México, no ostenta el cargo de jefe de Estado y de Gobierno. En el Reino Unido la jefa de Estado es la reina.

Esto, por supuesto, presenta más preguntas que respuestas colocados desde una visión mexicana. Me gustaría abordar tres de ellas: ¿qué motivó la renuncia? ¿Qué sigue para la existencia de un nuevo primer ministro? ¿Cuál es el legado de la gestión de Boris Johnson?

Sobre la primera. La gestión de Boris Johnson había estado accidentada desde hace mucho tiempo. Fue bajo su gestión que se logró la efectividad del brexit, esto es, la salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo que generó posteriormente un descenso drástico en el apoyo de los votantes a los tories y que llevó a la pérdida de escaños en el Parlamento.

De igual forma deja al país con una tasa alta de inflación, un resurgimiento del partido laborista, una renovada intención del Partido Nacional Escocés para impulsar un referendum de independencia para Escocia.

Pero lo que detonó finalmente la salida fue el soporte que le dio a su colaborador Chris Princher por las acusaciones de naturaleza sexual que existieron, apoyándolo hasta que fue desastrosamente necesario despedirlo.

En cuanto a la segunda pregunta, a diferencia del régimen constitucional mexicano, el Reino Unido no tiene una constitución codificada, esto es, no hay un único texto escrito, sino es una unión entre tradición, convenciones no escritas, documentos de siglos diferentes y normas escritas, lo que implica que no existe un único proceso para acceder al cargo de primer ministro, esto es algo completamente extraño para nosotros.

Una convención es que el primer ministro es el líder del partido mayoritario en la Cámara de los Comunes —en este caso los tories—, por eso la renuncia a este liderazgo por parte de Boris Johnson, lleva a dejar su cargo ejecutivo, el tema es que tampoco hay una obligación de dejar el cargo en este momento, lo que abre la puerta a la existencia de diversas vías, como las indicadas al inicio.

Ahora, cuál es su legado. En primer lugar, la propuesta de ampliar la criminalización de la obstrucción de las principales vías de transporte, mayores poderes de detención para la policía, todo esto ha sido calificado como una línea disruptiva en el clima del derecho a la protesta.

Otro legado es en materia de elecciones, sin consulta alguna, propuso cambiar las reglas, haciendo obligatoria una identificación con fotografía, lo que excluiría acerca de dos millones de gentes de votar, igualmente cambiando las reglas para elegir a los presidentes municipales, a los comisionados de policía y fiscales.

Finalmente un tema profundamente preocupante. El Reino Unido no tiene una carta de derechos humanos propia, la que actualmente posee es la Human Rights Act que introduce a la Convención Europea de Derechos Humanos y su defensora que es la Corte Europea de Derechos Humanos, en su sistema constitucional.

Sin embargo, uno de los últimos esfuerzos del Gobierno de Johnson fue introducir la propuesta de una Carta de Derechos Humanos del Reino Unido, lo cual en sí mismo no resulta negativo, pero su lógica sí lo es.

En el espíritu de dicha carta hay dos visiones preocupantes. Por un lado, reducir el umbral de protección de derechos humanos en comparación con lo que dice el Convenio Europeo. Y segundo, es lo que se ha llamado el “auténtico brexit”, la separación del Convenio Europeo y de la jurisdicción de la Corte, lo que aislaría al Reino Unido de la protección internacional.

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