Jorge Gustavo Sansores Jarero
Líderes sin liderazgo
Después de 10 meses de iniciada la administración estatal que encabeza Layda Elena Sansores San Román, lo que más ha sobresalido de muchos líderes empresariales, expriístas y exmocistas convertidos en neomorenistas, algunos políticos de derecha, ciertos líderes de colonia, asociaciones civiles y hasta colegios, es su servilismo hacia el Gobierno del Estado.
Siempre hubo tal muestra de cariño disfrazado hacia el gobernante en turno, cuando gobernaba el Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero nunca como hoy se había manifestado de tal forma. Y no está mal cuidar el hueso, buscar el respaldo de la mandataria o asegurar la candidatura y las prebendas, pero no de forma tan ruin.
Ante la nula respuesta del yucateco secretario de Economía Estatal, Fernando Gamboa Rosas, para atraer inversiones a la entidad, los presidentes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur), José Rafael Ruiz Moreno y Carlos Omar Tapia López, respectivamente, lo más que han esbozado es que sus agremiados deben tener confianza.
Ninguno le ha exigido a Gamboa Rosas que se ponga a trabajar, que trace estrategias para incentivar inversiones y mejorar la economía del Estado. Ruiz Moreno y Tapia López prestan sus oficinas y salas de juntas, convocan a conferencias para signar convenios con dependencias estatales, pero en ningún momento lanzan críticas, advertencias, y mucho menos exigen la renuncia del yucateco.
Lo más reciente que expuso el presidente del CCE, fue que ni el Gobierno del Estado ni el director del Instituto Estatal del Transporte (IET), Raúl Cárdenas Barrón, han proporcionado información del proyecto Mobility ADO a ese organismo, que ha solicitado participar mediante mesas de trabajo en las reformas a la Ley de Transporte del Estado y la armonización a la Ley de Movilidad y Seguridad Vial.
Justo el día en que José Rafael Ruiz cuestionó el por qué no han sido llamados los empresarios para participar en las reformas antes mencionadas, la diputada local por Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Elisa María Hernández Romero, adelantó que habrá incremento al precio del transporte, culpó a las pasadas administraciones —como de costumbre— de los problemas que atraviesa ese sector en la entidad, y aclaró que para el 30 de agosto iniciarán las mesas de trabajo para discutir los temas, pero no mencionó acerca de la participación del CCE o de la Canaco.
Por su parte, los legisladores locales que llegaron a la Cámara de Diputados abanderados por el Partido Acción Nacional (PAN), junto con otros tres exmocistas, se han unido a la comparsa guinda para aplaudir lo que les dicta el presidente de la Junta de Gobierno y Administración, el veracruzano Alejandro Gómez Cazarín, que usa el Congreso como si fuera de su propiedad.
Ahora que los empresarios han sido desdeñados para temas de importancia, y que los diputados de Morena aprobarán el incremento al precio del transporte público, que será un duro golpe para los bolsillos de los campechanos que menos tienen, en una entidad en la que no hay avances en materia económica, cabe preguntarle a los cinco neomorenistas de clóset si ya olvidaron quienes los eligieron.
Y entre estos, uno que otro político del Partido Revolucionario Institucional (PRI) aprovecha la coyuntura, y para quedar bien con la mandataria y evitar que les pongan encima la lupa, dictan línea a otros priístas para callarse.
En tanto, líderes y lideresas de colonia, esas que como si fueran sus hijos el PRI gestó, vio nacer, amamantó, arropó, enseñó, pero jamás educó, y que ahora se rebelaron para abandonar el nido y buscar su propio camino, apoyan las iniciativas del Congreso. Era de esperarse, sobre todo cuando el tricolor dejó de tener las monedas a las que tanto y de tan mala forma les había acostumbrado.
Lo que vale la pena destacar de estas personas, incluso es de admirarles, es la forma en cómo evolucionó su papel en la política. Y no es que ahora ya sean tomados en cuenta y les den espacios políticos de importancia, o tengan mayor injerencia en temas preponderantes del Estado, sino que han sabido aprovechar el revoltijo político para sacar raja en todos los partidos políticos.
Un día van a Movimiento Ciudadano (MC) para ofrecer sus “lealtades” y atacar a la gobernadora Sansores San Román, al siguiente tocan la puerta de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y se lanzan en contra de sus creadores del PRI, y si no tienen éxito en los dos primeros, entonces regresan al hogar que los creó para intentar ganarse de vuelta los afectos perdidos por su deslealtad.
Tema aparte han sido las reacciones de diversas “asociaciones civiles” en la entidad, que con ese sello no son lo uno ni lo otro. Meramente forman parte de algún instituto político, el que sea, siempre y cuando les comparta algo de sus prerrogativas.
Hoy que se avecina la tormenta económica del incremento al transporte, que tanto aplaude Morena y que lastimará aún más la incipiente economía de los campechanos, ni los opositores, ni los líderes y lideresas, y mucho menos las asociaciones civiles se manifiestan. Si acaso opinan, pero con el temor de perder sus regalías.
Incluso diversos colegios de la entidad callan, y sólo asoman para ver hacia qué lado les conviene marchar, izquierda o derecha, y en últimas ocasiones se han autodefenestrado con la organización de mítines políticos disfrazados de “conferencias magistrales”, que a la vista de todos no son más que actos anticipados de campaña.
Lo ocurrido el pasado fin de semana en el Centro de Convenciones, es muestra de lo amañada que está la política en nuestra entidad. Por supuesta iniciativa del Colegio de Notarios de Campeche, A.C., la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ofreció conferencia magistral de políticas públicas.
Fue un acto sin conferencia, pero lleno de morenistas, de funcionarios del Gobierno del Estado, con una aspirante a candidata a presidenta de la República y una presidenta de ese colegio, Mónica Patricia Rodríguez Carrillo, que en su discurso dejó muy claro que sólo le importa quedar bien con la mandataria estatal.
Fue tanto su deseo de salir bien librada, que aseguró que “estamos viviendo una transformación en nuestra identidad, que inició el 16 de septiembre del año pasado”, pero no indicó de qué tipo y qué tan mal nos va, y ni preguntarle qué piensa acerca del anuncio del incremento al precio del transporte público, pues con esa declaración ya sabemos su respuesta.
Tal vez la llegada de tanto foráneo ha nublado el pensamiento a muchos mal llamados “líderes”, porque la única transformación que la ciudadanía ha podido palpar es la carencia de empleos, la creciente inseguridad, la falta de apoyos a la pesca y al campo, menos insumos e infraestructura de salud, entre otras tantas deficiencias que sólo para ellos significan mejorías.
Es cierto que cada quien busca lo que considera bueno para sí mismo, pero entre los líderes empresariales, presidentes de colegios, políticos y demás personajes mencionados no debe haber pensamiento para mejorar de forma personal, sino a favor de todos los campechanos. Y hasta el momento, para los ciudadanos no hay nada bueno.
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