En las Tripas del Jaguar: 06 de Enero de 2023

MINIMIZA LA INSEGURIDAD. Después de haber abandonado su encomienda gubernamental por más de dos semanas, la gobernadora Sansores reapareció en la Ciudad de México el pasado martes 3 de enero para aparentar que desde su casa en la capital trabaja y da seguimiento a los temas torales de Campeche, con una “Mesa de la Paz” vía Zoom y con una comida con la corcholata oficial Claudia Sheinbaum.

Asesinatos, asaltos, balaceras y demás problemas de seguridad fueron minimizados con el argumento de que si bien para Campeche son incidencias altas, comparadas con el entorno nacional son bajas. O sea, que los campechanos nos tenemos que acostumbrar a esa inseguridad, porque en el resto del país es normal.

Asusta la pobreza de pensamiento de la gobernadora, pero como dijimos hace unos días, no tiene arraigo en esta tierra y no le interesa lo que aquí suceda, porque ella se largará apenas tenga una mejor alternativa.

CORTINA DE HUMO. La detención del exsecretario de Pesca, el champotonero Raúl U. H., ocurrió justamente cuando la gobernadora Sansores era tundida severamente en redes sociales por abandonar el Estado y al Gobierno, para irse a vacacionar con su familia a algún lugar del planeta que no se atrevió a revelar.

Regresó el miércoles a Campeche visiblemente incómoda, pues no se pudo quedar a comer su rosca de Reyes en la capital del país. Por eso la mayoría de los campechanos coincide en que con la detención se buscaba entretener o desviar la atención pública en momentos en que la inseguridad ha incrementado ante la ausencia de la casi octogenaria mandataria.

Insistimos: Si lo que le gusta es estar en la capital, ¿por qué no renuncia y se va? Quien se quede a cargo hará mejor papel que el que desempeña Sansores, que televisará su Martes del Jaguar y se largará otra vez de Campeche. Por cierto, si el primero en tiempo es primero en derecho, ¿por qué no han detenido al Seso Loco? ¿Sólo sus amparos valen? El abuso del poder, en su máxima expresión.

SIMILITUD CON BOLSONARO. En su toma de protesta para su tercer mandato presidencial, Luiz Inácio Lula da Silva fue contundente: acusó a su antecesor de implementar un proyecto de destrucción nacional, que dejó a Brasil en terrible ruina, con desastres sociales y económicos, pues vació los recursos destinados a salud y vacunación, desmanteló los sistemas de educación, cultura, ciencia y tecnología, además de dañar severamente el medio ambiente.

Similar panorama se vive en México con Andrés Manuel López Obrador, que busca acabar también con los programas de educación, cultura, ciencia y tecnología. Prometió un sistema de salud de primer mundo, pero sus resultados han sido caóticos: el desabasto de medicamentos y vacunas es cotidiano, y al personal de salud le niegan sus prestaciones laborales. Su programa “Sembrando Vida” y el Tren Maya han dañado terriblemente el medio ambiente. La creciente inseguridad ha socavado a la sociedad y la economía está colgada de un hilo cada vez más delgado.

De seguir así, en un par de años escucharemos a quien asuma la Presidencia pronunciar un discurso similar al de Lula da Silva. La cuarta transformación ha sido un proyecto de destrucción nacional cuyas secuelas padeceremos al menos los siguientes 50 años. Al tiempo…