Con pancarta en mano y una bolsa de hemodiálisis colgando, Felipe Reyes Blanco, de 57 años, y quien padece de ileostomía, protestó a las afueras del aeropuerto. Pidió justicia al presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que lo despidió injustificadamente como velador del Ayuntamiento de Escárcega en el 2019 el exalcalde morenista Rodolfo Bautista Puc, y sólo ha recibido mentiras de la gobernadora y burlas del secretario de Gobierno, el chiapaneco Aníbal Ostoa Ortega.
El hombre llegó temprano. Salió de su casa en Escárcega a las tres de madrugada con la esperanza de abordar a su salida del hangar del aeropuerto “Ing. Alberto Acuña Ongay”, donde el mandatario mexicano recibió al dictador cubano Miguel Díaz-Canel. Más de dos horas estuvo parado con una pancarta que decía: “Señor presidente le pido por cuarta ocasión a mi problema de despido injustificado por 25 años de labores en el Ayuntamiento de Escárcega, pensión y salarios caídos. Ni Layda ni usted han querido darme solución. Ya basta de mentiras”.
Reyes Blanco relató que en el 2019, luego de 25 años como velador en instalaciones de la estación ferroviaria, fue dado de baja por el exalcalde morenista Bautista Puc, para darle su puesto a su hermano Doroteo. El motivo para violar sus derechos fue que protestó por acoso laboral el 1 de mayo, Día del Trabajo.
Desde esa fecha clamo por justicia, sostuvo. En instancias laborales no dan solución a mi demanda. Ni siquiera han notificado a representantes del Ayuntamiento.
“Presidente López Obrador, resuelva mi caso. Que me reinstalen para poder atender mi enfermedad y mantener a mis hijos que están estudiando. De puro milagro he sobrevivido”, señala, mientras muestra una bolsa colgada a la altura del estómago, ya que fue operado de problemas en el apéndice.
Acusó a la gobernadora Layda Sansores de no cumplir su compromiso firmado de atenderlo personalmente, pues lo canalizó con el secretario de Gobierno, Aníbal Ostoa Ortega, quien no lo apoyó, y se burló. Me dijo que me mandaría un paquete de bolsas por mi enfermedad, y dice que no tiene dinero, cuando vemos cómo los funcionarios se reparten fajos de billetes.
Felipe Reyes no logró hablar con López Obrador. Estuvo a punto de ser arrollado por el convoy que trasladaba al Presidente y a la comitiva del dictador cubano, al intentar atravesar el arroyo vehicular en la zona de estacionamiento.
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