Las puertas del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) de la Sección 42 permanecen cerradas desde que secuestraron al dirigente moral y todólogo, Luis Gerardo Pérez Sánchez, y lo sucedido recientemente es un pretexto más para relegar a la clase trabajadora, quien ruega atención de sus funcionarios.
Mario Alberto Arcos Lucio, socio jubilado y disidente de este organismo sindical, reclamó que a diferencia de Luis Gerardo, nadie cuenta con gente armada que lo proteja de cualquier atentado.
Desde el 2007, cuando supuestamente privaron de su libertad a Pérez Sánchez, el sindicato está lleno de “guaruras” armados, y desde ese momento se cerraron las puertas, ya que los socios deambulan en los alrededores pidiendo entrada.
Del atentado que sufrió Javier, secretario de Trabajo y Mantenimiento, a quien se le emparejaron a la camioneta FJ Cruiser para dispararle, y que el blindaje de la unidad lo salvó, pidió que las autoridades ministeriales investiguen y den con los responsables.
“En el oficio emitido y firmado por los funcionarios sindicales de la Sección 42 del STPRM, se argumenta que ante la inseguridad que impera actualmente en la Isla, se tomará esas medidas de precaución, sin embargo, no se cuidan de los socios, sino tienen el temor de ser víctimas de otra agresión, lo que los lleva a esta acciones”.
En enero de 2007, durante los primeros días de la gestión de Pérez Sánchez al frente de este gremio, en el periodo 2007-2009, presuntamente fue víctima de un secuestro, junto con tres compañeros, lo cual quedó registrado en la constancia de hechos 087/2007, sin que se abriera una investigación al respecto, y se dice que el pago por su rescate fue a cuenta de las aportaciones que hacen los trabajadores.
“Nunca se aclaró sobre el dinero que supuestamente se pagó por su rescate y que fue sufragado con recursos de los socios de la Sección 42; además de que cuando los liberaron, regresó al edificio sindical, ya custodiado por un grupo de guardaespaldas y pagados por las cuotas de los agremiados, lo que no tienen todos los funcionarios”.
Me pregunto a qué le temen el líder sindical y sus funcionarios, que se ven en la necesidad de secuestrar todo el recinto sindical para sentirse seguros, porque desde la primera gestión de Pérez Sánchez, se perdió el llamado sindicato de puertas abiertas y la camaradería.
“Hay muchos socios activos, jubilados o transitorios, que han sido víctimas de la delincuencia, cuando por necesidad acuden a las oficinas sindicales para pedirles sus derechos, teniendo que acudir en la madrugada para hacer fila afuera de la Sección 42 y alcanzar uno de los lugares, pero para ellos no hubo medidas extremas de seguridad”.
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