LAYDA, LA GOBERNADORA MÁS ANTIFEMINISTA
Una mancha más a la jaguara. Y al ritmo que va, es probable que su color mimetice al de una pantera, por lo manchada y negra que quedará ante los continuos resolutivos judiciales en su contra, y que se niega rotundamente a acatar, por la protección de que goza del presidente Andrés Manuel López Obrador. Es más, la sorna y la burla son sus respuestas.
No tiene remedio. Lo hemos sostenido. Su conducta y expresiones son vergüenza nacional.
Esta vez fue la Sala Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) la que resolvió que la gobernadora de Campeche, Layda Elena Sansores San Román, cometió violencia política contra diputadas federales del PRI, y será inscrita en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género.
Es probable que Sansores y su voluminoso equipo jurídico, que desperdicia millones de pesos mensuales en salarios, viáticos, boletos de avión, copias certificadas y uno que otro cochupo, impugnen el resolutivo, sabedores que perderán. Pero de no hacerlo, la sanción podría derivar en que la gobernadora no pueda ser postulada a otros cargos. Claro, más adelante, en caso de que su edad y salud se lo permiten.
El TEPJF también ordenó que para garantizar la reparación integral, publique extracto de la sentencia y ofrezca disculpa en las redes sociales de las afectadas, y como medida complementaria a la ordenada por la Sala Superior. La disculpa deberá publicarla también en la página oficial del Gobierno de Campeche.
Además, se ordenó el retiro de las publicaciones aún disponibles en línea, y la asistencia de las infractoras a un curso enfocado en la promoción y protección de los derechos de las mujeres. Y todo apunta a que Layda Sansores tampoco acatará este resolutivo. Pues si bien es cierto que en su más reciente emisión del Martes de Enjuagar no aludió al tema, ni se victimizó tachando de corruptos y misóginos a los magistrados, ella y sus contertulios vistieron similares playeras negras —señal de luto— con la agresiva leyenda en que proclamaba “La equidad de género no es una mamada”. ¿De quién? ¿A quién?
Su patiño oficial, el extraviado tabasqueño Juan Manuel Herrera, le siguió la corriente. Y eso nos lleva a insistir en preguntar a cuánto ascienden los costos de producción de ese bodrio de programa, al que deben agregarse gastos de vestuario, pues la gobernadora en cada emisión estrena carísimas vestimentas y calzados de exclusivas marcas. Su gay compadre y otros invitados portan guayaberas de la misma factura.
Lo importante aquí es señalar que esa fue la respuesta extraoficial de Sansores al resolutivo de los magistrados. Utilizando una frase que la mandataria atribuyó, en uno de sus audios intervenidos, a la “plática” que sostuvo el candidato de la alianza PRI-PAN-PRD a la gubernatura de Coahuila, Manolo Jiménez, con el líder nacional del PRI, Alito Moreno, en su Martes de Enjuagar.
Hay quienes sostienen que el mensaje es también el mensajero y que la gobernadora más antifeminista del país, expresó sus creencias y convicciones. ¿La equidad de género no es una mamada?. ¿Cómo? ¿Puede afirmarlo con convencimiento de causa esta saltimbanqui de la política? ¿Qué respeto le tiene a la investidura que porta?
Hay que advertir que incurrió en burla, escarnio y pitorreo de nuevo en contra de las diputadas federales del PRI, a quienes acusa de haber obtenido sus cargos no sólo por enviar sus “packs” y videos a Alito Moreno, ni mucho menos por equidad de género, sino por emular a la estadunidense Mónica Lewinsky. ¿Así obtuvo ella los suyos?
SANSORES DENIGRA LA INVESTIDURA
Qué vergonzante e indignante la conducta de la gobernadora Sansores. Lo soez de sus expresiones la retratan como ruin y cobarde. De baja catadura moral, escaso coeficiente mental, degradante prosapia y carcomisión del cerebro causado por los gusanos de la ignorancia. Aún más, pareciera que su paso por la Normal de Profesores y la Escuela de Psicología, pagados con recursos públicos, no le sirvieron.
Su verborrea de carretillera de pescadería es muy común en sus discursos y charlas. Ha enlodado la investidura que tardó más de dos décadas en alcanzar, y no hay campechano que se sienta orgulloso de tenerla como su representante. Es, como dicen todos los columnistas nacionales, realmente impresentable.
Por lo pronto, la gobernadora ha sido exhibida como la más antifeminista del país. La magistrada Gabriela Villafuerte le advirtió que con esta acción, Sansores mandó directamente a las legisladoras priístas a la exposición mediática, el linchamiento y las violencias verbal, psicológica, digital, simbólica y sexual. En otras palabras, los comentarios de las diputadas federales que salieron de su boca fueron deleznables.
Lo que hizo —agregó— fue una muy dura violencia política, que atravesó por supuesto por la sexual, al afirmar que sucedió este envío (de imágenes). La que cometió violencia fue ella, cuando también hay violencia simbólica en ese disfraz de tratamiento condescendiente de proteger a las mujeres. Creo que le tenemos que decir a la gobernadora que así no se protege la imagen y la integridad de las mujeres, subrayó la magistrada.
La vida privada de las mujeres, aclaró, siempre ha estado en el ámbito público como si estuviera a disposición de los demás, pero enfatizó que esto no es así. Si lo que pretendía la gobernadora y todos estos medios de comunicación era criticar al dirigente del PRI, seguramente hubieran tenido muchos más recursos que tienen que ver directamente con su actividad pública y política, que tomar este discurso de aparente protección de otras mujeres.
Y es que no sólo se ha lanzado contra las diputadas federales del PRI. También son frecuentes sus alusiones a la alcaldesa de Campeche, Biby Rabelo de la Torre —a la que ella y su patiño gay han endilgado varias relaciones sentimentales—, contra senadoras del PAN, contra mujeres periodistas como Fátima Monterrosa y contra toda persona mujer que esté en postura ideológica diferente, o simplemente le lleve la contraria.
Como chivo en cristalería, Layda no respeta a nadie, del género que fuere. Pero si sus adversarios u opositores le responden en el mismo tono, como chechona acude al Instituto Electoral victimizándose de violencia política de género y exigiendo resolutivos y sanciones favorables, de acatamiento inmediato. Qué tal.
Decíamos párrafos arriba que es una mancha más para la jaguara. Y qué más quisiéramos que este tipo de sanciones la obliguen a enderezar el rumbo, a enmendar el discurso, a modificar y enderezar el camino que lleva su desgobierno, pero no será así. Por el contrario, la situación podría tornarse más oscura, y como advertimos la semana anterior, la obligarían a dejar el cargo.
Pero eso es lo que menos parece importarle a la mandataria. Los mensajes de las playeras que portaban ella y sus incondicionales en su último show así lo confirman. Olvidó otra vez la señora que su cargo representa al Estado, que ya no es chaira opositora, y que lejos de darnos mejor imagen, nos denigra y embarra de la suciedad con la que ha jugado toda su vida. Que lamentable.
VIOLA DERECHO A LA INFORMACIÓN
El próximo miércoles 7 de junio, en México se conmemora el Día de la Libertad de Expresión. Y si bien es cierto que el génesis de ese festejo provino de una comida oficial en 1951 del presidente Miguel Alemán Valdés con los grandes dueños de medios de información, con el devenir de los años esa práctica se popularizó.
Tomó la fecha para entregar premios a trabajos más destacados del ámbito periodístico nacional o de las entidades federativas.
En Campeche, el “Gobierno de todos los Sansores” hizo todo lo posible en estos meses previos, para modificar los términos del festejo, el cual está fundamentado en una ley que hasta el momento no ha sido modificada o derogada. Convocó a foros ridículos para que algunos reporteros acarreados validaran acuerdos de antemano tomados, pero la pretensión no les salió bien, y en la más reciente reunión hubo agria discusión, en que los enviados oficialistas no salieron bien librados.
Valga pues esta efemérides para plantear algunas reflexiones acerca de la libertad de expresión y el derecho a la información, en el “Gobierno de todos los Sansores”. Prerrogativas ciudadanas ambas, que han sido pisoteadas desde el inicio de esta Administración, y que todos los días se vulnera, en perjuicio no de informadores que a diario salen a la calle en busca de noticias, entre ellas del quehacer gubernamental, sino de la sociedad, a la que se despoja del derecho a estar bien informada.
No hay en este Gobierno política de comunicación social. No hay personas capaces ni preparadas en ese pequeño círculo donde se toman las decisiones. No hay en la gobernadora Sansores la menor empatía hacia el derecho ciudadano a estar bien informado. No hay en su belicoso ánimo la menor tolerancia a la crítica, el señalamiento público, y vaya, ni siquiera a la diversidad de opinión para quienes con ella cogobiernan.
Una prueba de esta intolerancia laydista hacia los suyos es el acoso y persecución contra el diputado federal José Luis Flores Pacheco, quien se hizo a un lado de la línea oficial de respaldar incondicionalmente a la corcholata Claudia Sheinbaum Pardo, y decidió primero respaldar las aspiraciones de Marcelo Ebrard Casaubón, y después las de Adán Augusto López Hernández, todo lo cual le valió el adjetivo de “traidor de mierda”, y el lanzamiento de toda la cargada morenista en su contra.
Demostración de su aversión a la crítica periodística es la andanada judicial en contra de más de 30 comunicadores y medios campechanos, así como de medios nacionales —lo que incluye a tres senadoras—, y su compulsiva recurrencia al Instituto Electoral del Estado y a las instituciones electorales nacionales, para autoflagelarse como víctima de violencia política de género.
Y a este maremágnum de errores y torpezas, hay que sumar la cerrazón gubernamental a proporcionar información sobre actividades, destino de recursos, detalles de programas, supuestas inversiones o sobre la gravísima inseguridad que empeora con cada día que pasa.
Al estilo de los gobiernos más absolutistas, la “política de comunicación social” del Gobierno de Sansores es negar información a medios independientes y críticos, vetarlos de eventos públicos para que no se atrevan a importunar con preguntas incómodas, negarles su asistencia a actos oficiales, lo que incluye visitas presidenciales, y prohibir a los voceritos de las dependencias que concedan entrevistas sobre temas de interés público.
Violenta el Gobierno de Sansores el derecho a la información, y coarta la libertad de expresión con su persecución oficial contra periodistas críticos, a quienes mantiene en permanente acoso, con la orden expresa de detenerlos y consignarlos bajo el más insignificante pretexto. Varios compañeros han sido golpeados por policías y detenidos arbitrariamente, a otros les retuvieron su vehículo por la menor excusa y contra por lo menos 30 se integran carpetas de investigación por diversas causas, buscando encerrarlos y silenciarlos por los cuatro años y medio que le restan a esta caótica y amorfa Administración.
Sin olvidar que a través de sus órganos de fiscalización, mantienen auditorías permanentes contra las empresas periodísticas, para acusar a sus dueños de evasión fiscal, o de alguna otra nimiedad que justifique el embargo de sus medios de producción.
Por eso vale la pena preguntar ¿qué pretende el “Gobierno de todos los Sansores” conmemorar el próximo miércoles 7 de junio? ¿Qué adjetivos usará en su discurso que no incurra en aberrantes mentiras? ¿Tendrá Layda Sansores el cinismo de “refrendar” su respeto a la libertad de expresión y el derecho a la información, y al mismo tiempo perseguir a sus críticos y negar toda información pública?
Tiene Sansores en su haber desde hace casi un año el llamado de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), para que cese la persistente campaña de hostigamiento en contra de medios de comunicación y periodistas. Se le ha pedido públicamente suspender de inmediato la práctica del desprestigio y respetar la libertad de prensa y el trabajo periodístico, pero no hace caso. Es su forma. Es su estilo. Es su conducta.
La SIP le recordó que desde su programa de televisión “Martes del Jaguar”, la gobernadora realiza desde 2022 continuos ataques en contra de medios estatales y nacionales y periodistas, a los que insulta, calumnia y cuestiona sus coberturas. Entre los medios más atacados figuran Proceso, Grupo Fórmula, El Universal, Milenio, El Financiero, Imagen, Reporte Índigo, ADN, TRIBUNA Campeche, Televisa y N+. Los acusa de difundir información que considera negativa para su gestión y sus allegados, en especial cuando reportan actos de abuso de poder y corrupción. A El Universal, TRIBUNA y Proceso los acusa además de “violencia política de género”. Qué cínica.
Entre los periodistas denostados por la gobernadora, figuran Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret de Mola, Joaquín López Dóriga, Carlos Marín, Raymundo Riva Palacio, Ricardo Alemán, Javier Tejado, Fátima Monterrosa, Luis Armando Mendoza Leciano, Ángel Escamilla y Carlos y Abraham Martínez Caamal, a quienes incluso han agredido físicamente.
Sansores también ha utilizado a los órganos de impartición de justicia para acosar y perseguir a los periodistas campechanos, pues ha entablado denuncias por daño moral, utilizando para ello a su vocero Walther David Patrón Bacab, contra periódicos impresos como TRIBUNA, y páginas digitales como La Barra y La Neta de Campeche.
A nivel nacional, la gobernadora presentó demandas de daño moral y “por delitos de odio” contra las senadoras Lilly Téllez y Kenia López Rabadán y los periodistas Carlos Alazraky y Carlos Marín, en tanto que, a través de su sobrino Gerardo Sánchez Sansores, presentó demanda por difamación en contra de la revista Proceso.
Este clima de acoso condujo a que periodistas campechanos solicitaran y obtuvieran la protección del Gobierno de la República, y de diferentes asociaciones que salvaguardan la seguridad de los comunicadores, pues temen la repetición de los atentados.
No vive Campeche su mejor momento en materia de libertad de expresión y derecho a la información. No hay, en términos estrictos, nada qué “celebrar” el próximo 7 de junio, pero sí, desde el periodismo crítico ratificar nuestro compromiso de informar con objetividad y veracidad sobre las aberraciones de este nefasto Gobierno, que lamentablemente nos ha tocado vivir y cubrir periodísticamente.
SE DISPARÓ DESEMPLEO A 11.65 POR CIENTO
La información es muy preocupante. La cuarta transformación no ha podido resolver los ingentes problemas económicos del país. Esta semana, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística nos confirma que el desempleo real se disparó a 11.65 por ciento, lo que equivale a dejar sin sustento a siete millones de mexicanos.
Las entidades más afectadas son la Ciudad de México, Tabasco, Coahuila, Estado de México, Zacatecas, Tlaxcala y Nuevo León. Pero en Campeche tampoco se observa la creación de empleos. Y Ciudad del Carmen es de los Municipios más afectados por la carencia de posibilidades de ocupación y desarrollo.
El Inegi nos aclara que el desempleo de la Población Económicamente Activa (PEA) al cierre del primer trimestre de 2023 es mayor al 11 por ciento. Los empleos a las mujeres duplicaron al de los hombres, con la salvedad de que el 60 por ciento permanece en la informalidad, y el acomodo está en el ambulantaje, negocios sin registro y empresas que no otorgan contratos.
En los tres primeros meses del año la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) midió que la tasa de desocupación fue del 2.7 por ciento. Eso equivale a considerar que 1.6 millones de personas quedaron sin sustento.
Esta cifra sólo corresponde a los mexicanos de 15 años o más, considerados dentro de la edad de trabajar, que no lograron laborar ni una hora a la semana. Su localización está en el segmento de mayor pobreza, con muy lejanas posibilidades de resolver sus problemas de la vida cotidiana.
Si lo anterior es grave, hay que exponer que el Inegi revela que otros 5.4 millones de mexicanos que no trabajan, dejaron de buscar empleo, por carecer de oportunidades. Se cansaron. Están en el mercado laboral en espera de una plaza, que no les llega. Y en las condiciones actuales, muy difícil llegará.
Sumados los dos grupos que reportó el ENOE, el desempleo alcanzó al 11.65 por ciento de la Población Económicamente Activa, lo que significa que siete millones de mexicanos no obtuvieron el sustento laboral en los primeros tres meses de este año. ¿Y cómo subsistieron? Imagine.
De poco sirven los programas sociales, si no tienen base en el crecimiento de las actividades económicas productivas. No generan empleos. La dádiva a ciertos sectores es sólo clientelismo electoral, que no promueve desarrollo. Al populista le interesa la pobreza. De eso nutre su audiencia y concurrencia.
Es lo que ocurre en el Gobierno de Layda Elena Sansores San Román. Carece de estrategias económicas, financieras y de seguridad, y no se ve gestión y promoción en tales sentidos. Su pésima Administración no tiene ideario, ni ruta, y es además opaca. Totalmente.
No apoya al sector productivo, no atiende demandas sociales, no hay obra pública y existen fundadas sospechas de desvíos. Desatiende las denuncias, porque cree que con ello las silencia. Pero podrían estar equivocada. Ahí están las primeras protestas por el ofrecimiento gratuito de fertilizante, que no llega.
Si no cambian las actitudes de los gobiernos del Estado y municipales, se enfrentarán rezagos más graves. Sería un sexenio perdido. No hay duda. ¿Cuáles son los incentivos para atraer inversiones? ¿Qué se gestiona y dónde? ¿Cuáles son los proyectos de desarrollo? ¿Quién coordina esos esfuerzos? Porque a la gobernadora no se le ve ni en los rústicos eventos con los que trata de ganarse la buena voluntad de las colonias o el medio rural.
Sin inversión ni empleos y con deficientes e ineficaces órganos de seguridad, la suerte de los campechanos está escrita negativamente. Y no parece que habrá cambio. Qué desgracia.
EXPEDIENTE es elaborado con aportaciones de periodistas y colaboradores de TRIBUNA. Comentarios, opiniones, quejas, denuncias, elogios, ofensas, agradecimientos y sugerencias al correo electrónico: expedien75@hotmail.com
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