Iván El Terrible
“¡Pero qué haces!”, frase que distingue a Jorge Eduardo Sánchez, comentarista de una cadena de televisión internacional y que bien aplica para los conocedores directivos del equipo Piratas de Campeche, tras el anuncio de dejar ir a su gallo, o al menos a quien se le consideró como el mejor lanzador que había dentro de la rotación de abridores del equipo de casa, algo que incluso, por allá dicen, sorprendió a los propios melenudos de obtenerlo.
Y cómo no, si cuando uno de los pocos tripulantes que se salvan de caminar por el barandal del buque lo intercambias, con respeto y sin menospreciar a quienes intervinieron en el trueque, con jugadores que como los conocedores han resaltado bien podrían ser elementos suplentes en otros clubes, lo menos que esperarías en el movimiento es recibir a un pelotero de igual o similar nivel del que otorgas, más cuando el objetivo inmediato sería, ya no aspirar a postemporada, pero sí el no concluir en el frío, profundo y oscuro último lugar de la Zona Sur.
Si bien es algo que no enorgullece, los actuales directivos, “conocedores” de su negocio, han mandado de antemano con este proceder la señal de que han “tirado la toalla” pese a tener por delante casi toda la segunda mitad del calendario de esta temporada, y que no habrá movimientos rimbombantes como la fallida contratación del alemán Bruce Maxwell, todo un fiasco, o bien últimamente con los arribos de Xavier Batista y Francisco Peguero que ya en plena recta final de su carrera, no habrá que esperar mucho del exprospecto del equipo Gigantes de San Francisco.
Esto de los intercambios en busca de traer “sangre nueva” que a futuro beneficie al equipo no es nuevo, recordando que en el 2019 Piratas de Campeche cedió los derechos de retorno a la Liga Mexicana de Béisbol de quien fue de los últimos grandes pilares del pitcheo bucanero, Héctor Velázquez, a Acereros de Monclova, lo cual en su momento, como ahora con la salida de Francisco Haro, dejó a todo mundo perplejo.
En dicho movimiento Acereros cedió a tres jóvenes lanzadores, Jaime Lugo, Romario Gil y Daniel Flores, de los cuales la directiva misma de entonces lo destacó, vendrían a trabajar para que a futuro fueran parte importante del pitcheo filibustero, y a la fecha sólo el último de ellos se mantiene en la tripulación.
Ahora ocurre lo mismo con la salida de Francisco Haro, recibiendo a jugadores de los cuales no se espera mucho a corto plazo, pero con los que se buscará detener que el casillero de las derrotas continúe engrosando. ¡Al abordaje Piratas!
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