Enrique Pastor Cruz Carranza
Escuchar al arquitecto y monero de “La Jornada-GRANMA Mexicana”, Rafael Barajas, conocido como “El Fisgón”, en sus múltiples programas donde sublima sus retóricas más zalameras, en grado de apologista y sofista predilecto de la 4T, es estar frente a un ejemplo indiscutible del cinismo y desvergüenza de quien se llena la boca para descalificar con la hiel de la especie que habita en los lodazales de aguadas tropicales del sureste de la patria, esa enigma que ni es pez, ni tampoco lagarto.
Es de los llamados “intelectuales de la izquierda rabanera nacional” a la Epigmenio, que gusta vestir con informalidad casi menesterosa, como camuflaje a su hipócrita medianía, acorde también a sus escalas de valores morales perfectamente retribuidos en el privilegio de traficar contratos por influencias entre la pandilla del primer círculo de Palacio Nacional, que pueden desayunar los típicos tamales de chipil y el pozol agrio con canela.
No debe sorprendernos verlo al frente de los “iluminados” del entuerto de Morena, cuando al frente se encuentran los más impresentables personajes de la demencial forma de hacer política, siempre dispuestos a crear un entorno de dogmas a un mesianismo chavista, con decorados distintivos del antillano Díaz Canel y la singular versión del humanismo dictatorial de Daniel Ortega, verdugo integral de los pobres nicaragüenses.
La verdad es como la materia fecal en los ríos Grijalba y Usumacinta, siempre sale a flote, y esta publicación con documentos irrefutables demuestra la forma inmoral de la exjefa de Gobierno de la CdMx de asignar contratos millonarios al apóstol de las hipocresías sexenales y parte de ese equipo que trabaja para linchar adversarios con sus “cartones”, siempre bajo consigna de ya todos saben quien.
Esto demuestra que se puede ser juez dentro de Morena y también descarada parte del equipo operativo electoral de Claudia Sheinbaum, para seguir el libreto signado por AMLO y realizar toda esta faena totalmente ilegal, violatoria de los tiempos jurídicos de un INE —hasta hoy tibio y amedrentado—, por los arrebatos dictatoriales en busca de inhabilitar a sus corcholatas, crear un conflicto de ilegitimidad en las mismas y poner en la mesa sus dos jugarretas de manager-jugador y dueño de estadio sucesor, sin descartar la crisis postelectoral que pudiera dar una extensión de mandato, para impulsar al final a su verdadero proyecto-nepotismo con Andrés López Beltrán (El Andy), como una réplica novelesca de “La Familia” del célebre “Padrino” del Mario Puzo.
No se requiere ser de inteligencia privilegiada como estos “moneros” para entender las caricaturas a la yugular de las otras corcholatas, si se recibe dinero para esta faena de actuar cual sicarios a sueldo de la trenza supuestamente oficial.
Los contratos demuestran la gran ética, moral, probidad y decencia de quien también fuera comisionado a Campeche para ser parte del elenco del burlesque de todos los “Martes del Jaguar” de la campechana Layda Sansores, para realizar un peculiar análisis psicológico al líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, mientras la verdadera esquizofrenia celebraba sin su carente pudor los diagnósticos del arquitecto Barajas, en su modalidad de experto en psicopatía de los renglones torcidos de la mente para excretar las conclusiones más mezquinas.
Seguramente, y sin temor a equivocarnos, “los dulces caramelos” entregados por el vodevil campechano deben ser muy seductores, al grado que el mentado “shock” Barajas no deja de inventar cursos de capacitación demencial cuantas veces logra convencer a Claudia, la predilecta, que lo contraten por Laydita para venir por sus fajos de dulces tan “cash” como los manila o bolsos Buitrón que ha dado fama nacional y mundial a su “rey” de los 200 pesos en cartera.
Será muy interesante ver cómo responde el privilegiado “intelectual de marras” a los documentos que lo exhiben en las redes en un mercader más del Club de los mininos huérfanos de Monsiváis, que hoy se subliman como sinvergüenzas, ladinos y cara dura, cuando los hechos demuestran que no tienen un mínimo de escrúpulos, aunque presuman ser más decentes que “La canica del tío Lucio”, cuento maldito y pervertido predilecto del asesor intelectual geopolítico y misógino del “hermano corcholata” Adán Augusto López: el falso árabe-yucateco Jajalife Rahmero.
¿Así o más tartufo Don Fisgón y su Pandilla de Moneros al mejor postor?
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