Mariano Espinosa Rafful
La opacidad, el abandono de los derechos humanos y laborales, así como la falta de respeto al trabajo digno en sus instalaciones, tienen al borde de la tercera vez y la efectiva para que le sea aceptada la renuncia a la aún rectora Sandra Laffón, quien ya no ve la salida ante la crisis de credibilidad de su mutismo y la complicidad con Ramón Magaña, ambos con artimañas ante base sindical, porque no transparentan el pliego petitorio.
Han ido alargando el emplazamiento a huelga, se desconoce el fondo de los asuntos y los posibles avances, porque ni el Patronato Universitario, brazo ejecutor de las dos últimas renuncias y sustituciones de los rectores Sergio Augusto López Peña, por el caso de la Estafa Maestra que por cierto ahora quieren que pague la Unacar, y José Antonio Ruz Hernández, por denunciar el fraude al interior de las arcas universitarias ante la Fiscalía Anticorrupción, expediente que duerme en Campeche el sueño de la injusticia para los carmelitas.
No han pagado el bono y está atorado por un incremento dizque de 200 pesos, pero ya se sabe que en los enredos entre Laffón y Magaña, con la tercería de Juan Pablo Cetina Monterrey, éste parte de la Estafa Maestra y de vuelta en la Unacar sin conocer quién lo trae de Tamaulipas, quiere el sindicato charro, y su seudolíder un terreno en donación, la asignación de un edificio de la Secretaria Académica, oficinas para su sindicato, léase para Magaña y sus secuaces en cada uno de los campus.
Además, un espacio de tiempo en la radiodifusora, subutilizada, porque la rectora no tiene ni el lenguaje ni temas para presentar a la audiencia universitaria, y días inhábiles adicionales a los establecidos, donde el Consejo Universitario deberá analizar y ver su viabilidad. Todo un engrudo se ha tornado el almidón en los pesgostes.
NO DEBEN MINIMIZAR PROTESTAS
A más de siete meses de distancia de la llegada de los arribistas, vía la inapropiada voluntad de alguna mente perversa de Campeche para intentar liquidar a la Unacar, convertirla en un campus de la de Campeche y succionar sus recursos, siguen sin cobrar los trabajadores jubilados, que están en pie de lucha aunque no son ni recibidos ni escuchados, y las protestas subieron de tono en la repartición casi privada de “reconocimientos patitos” a los aplaudidores de Laffón y Cetina.
Es un atropello a sus derechos laborales después de años y años de trabajo, de sudar la camiseta en tiempos complejos. Ahora el abandono es la constante, en la simulación de Ramón Magaña, que seguramente nos enteraremos cobra buenos dividendos para callar hoy, después de ser cómplice de protestas, tendederos y acarreos para imponer, violando la norma universitaria, a una rectora que desconoce tanto lo académico como lo laboral, ya no digamos las entrañas de una estafa que sigue solapando.
LOS TIEMPOS EMPRESARIALES DE ÉXITO
Los residentes en Ciudad del Carmen que tuvieron la oportunidad de ser favorecidos con proyectos y programas en el Consejo Coordinador Empresarial, piden a gritos ahogados ante los malos olores de las caballerizas de los vecinos, con los cuales no quieren pelear, y que se apropiaron de esos terrenos que no están escriturados y fueron ganados al mar en Playa Norte, un revulsivo para este ente a la deriva.
Podrá existir y lo constatamos en los primeros días de este mes que fenece: tienen excelentes instalaciones, la voluntad y los conocimientos, pero Campeche se ha quedado con los dineros que debe regresar a los empresarios, legítimo por cierto y del cual no se habla por temor a no sabemos qué.
Se extraña a la maestra Ileana Pérez Aguilar no sólo en la Cámara de Comercio, donde encabezó luchas y tuvo resultados sobresalientes, sino que además contribuyó en la suma de esfuerzos de los empresarios locales y foráneos que llegaban a la Isla, para potencializar con argumentos válidos sus objetivos. Una época distante hoy pero al mismo tiempo inolvidable en buenos dividendos para el comercio de Carmen.
Deberían los empresarios con amor a Ciudad del Carmen replantearse, con proyección a la par de la petrolera, metas a mediano plazo en la innovación y sobre todo vinculación con los sectores productivos, ahí donde se inserta la educación tecnológica y las futuras generaciones.
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