Mariano Espinosa Rafful
“La adversidad tiene el don de despertar talentos, que en la prosperidad hubiesen permanecido durmiendo”.
Horacio.
Cada miércoles tengo una cita con la historia, con ese embrujo seductor de las preguntas de los temas nacionales y las respuestas al bote pronto, por supuesto con el seguimiento diario, y casi en tiempo real, de los aconteceres de todo tipo que inciden en la vida de las y los mexicanos de a pie.
Porque siempre hay otros de uno y otro lado de esas que denomino las banquetas de las desigualdades, la mayoría con un cúmulo enorme de coraje, angustia, sin razón y, sobre todo, cuestionamientos sin salida en una vida rutinaria sin escapatoria más que la muerte.
Las noticias familiares también alborotan mis madrugadas en el pensamiento, nunca en la vagancia, menos en la tregua casi en el invierno de mi existencia, útil, atractiva hoy, coincidentemente práctica, con todas las horas ocupadas en el hacer y el quehacer de lo público en la educación, sumando a favor de un equipo si bien disímbolo, apegado a la honestidad y una lealtad a prueba del tiempo.
Y es que los medios de comunicación, esos tradicionales que seguimos teniendo a nuestro alcance, forman parte de una formación en la conformación de lo inaudito, tan cerca de la realidad, pero además alejados del cinismo de quienes pretenden desvirtuarla, con maquillaje a granel, sin rubor alguno, en las danzas de millones de alegorías para el escapismo.
Son las instituciones después de la Revolución Mexicana quienes han sido testigos de lo que se puede, con un esfuerzo continuo, desgastante sí, pero con satisfactores de necesidades de los que menos tienen.
Es tiempo de la inteligencia probada, de la invitación manifiesta, da gusto sentarnos a charlar de manera coloquial con una enfermera de profesión que nos muestra y demuestra sensibilidad, personalidad, responsabilidad en la formación de profesionales técnico en esta materia, lo cual representa logros tangibles, no palabrerías.
Ya escribimos del tema de la educación dual y su indispensable incursión en la educación media superior, pero hay que ir más allá, con innovación en proyectos que detonen en sectores sensibles, marginados por años, los niños y jóvenes con capacidades diferentes, pero sobresalientes, ahí tenemos ejemplos maravillosos de superación personal, con acompañamientos y tutorías respetables.
Todos los días nos dejan huellas imborrables, sin desperdicio de nada, hasta en el desplazamiento de un lugar a otro en las distancias prolongadas. Aprendemos, escuchamos e intercambiamos puntos de vista, en ese anecdotario que sigue multiplicando a favor de un libro único, ya con más de un par de probables títulos.
La política no queda del otro lado de la acera, no está en la banqueta paralela, sino en la transversal de una educación incluyente, apegada al derecho a disentir, dando respuestas puntuales, como las que con el conocimiento y la libertad de expresión, comento para un programa de radio de Ciudad del Carmen con el periodista y locutor Eslips Pérez Rodríguez, y que muchas de ellas son parte de la travesía aquí en mis artículos para TRIBUNA de Campeche.
Seamos conscientes de las actuaciones en todo momento, cómo tratamos a las personas, cómo respondemos, cómo atendemos, y resolver. Los problemas no tienen por qué hacer eso en el tiempo sin fundamento, somos parte de una generación en la inmediatez, del otro lado siempre hay alguien que agradece, lo que es obligación de este otro lado.
Colima mañana, Campeche quizá algún día más, y así vamos descubriendo de lo que somos capaces, sumando talentos, donde el conocimiento escala paredes franqueables, para acceder a mejores horizontes de vida, donde el presente marca la ruta correcta sin anonimatos, con nombres y apellidos.
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