Tribuna Campeche

Diario Independiente

De política… y cosas peores | Confesiones

Catón

Este cuento se llama “Corazones secretos”. Un gran pecador oyó por fin la voz de su conciencia y decidió cambiar de vida. Arrepentido de sus maldades, contrito por la ruin existencia que hasta entonces había llevado, buscó a un sacerdote e hizo ante él la confesión general de sus terribles culpas. Le dijo el confesor: “Sólo puedo darte la absolución si encuentras una alma caritativa que esté dispuesta a rezar por ti 100 rosarios”. El pecador se angustió: a nadie conocía capaz de hacer por él tal sacrificio. En la última banca de la iglesia vio a una mujer que oraba piadosamente. El pecador, acostumbrado a arreglarlo todo con dinero, fue hacia ella y le dijo: “¿Le gustaría ganarse mil pesos?”. Respondió al punto la mujer: “Que sean mil 500, y tú pagas el cuarto”… También Babalucas fue a confesarse. Le preguntó al confesor: “¿Qué puedo hacer para apartarme de las tentaciones?”. El sacerdote confiaba en la fuerza de la oración. Le dijo: “Ora”. Replicó Babalucas: “Las 6 y media”… Cuatro amigos que hacía mucho tiempo no se veían se reunieron a tomar una copa y platicar cómo les había ido. “Estoy en finanzas —dijo uno—. Me ha ido tan bien que me compré dos coches deportivos”. Contó el segundo: “Manejo bienes raíces. Me ha ido tan bien que me compré dos departamentos”. Declaró el tercero: “Lo mío es la computación. Me ha ido tan bien que me compré dos lanchas”. Manifestó el cuarto: “Mi hijo mayor se dedica a acompañar a gays maduros y adinerados. Le ha ido tan bien que uno le regaló un coche deportivo, otro un departamento y otro una lancha”… Será imposible que el PRI, como es ahora, pueda volver a ser lo que antes fue. Si bien no está totalmente sepultado, a veces da la impresión de que ya está muerto. La misma cúpula y los mismos procedimientos; una ausencia total de voluntad para cambiar de rumbo y proponer a los ciudadanos un PRI en renovación. El viejo partido tricolor no podrá recuperarse de los golpes que ha recibido si sus dirigentes se empecinan en seguir en el pasado. Una cosa es perder y otra perderse. De lo que queda del Institucional puede nacer uno nuevo que abandere los mismos principios de buen nacionalismo que dieron origen al partido, pero con un nuevo lenguaje y nuevos modos de merecer el apoyo popular. Si ayer el PRI fue víctima del afán de alternancia, en un futuro, siquiera sea remoto, podrá beneficiarse con esa tendencia, y recuperar lo que ha perdido. Si los dirigentes nacionales, en cambio, se obstinan en conservar sus formas y sus métodos, entonces sí, asistiremos a su definitivo funeral… Un granito de arena en el desierto le dijo a otro: “¡Me siento tan solo!”… Los políticos estadunidenses practican un juego que se llama “Ruleta sexual”. Pueden escoger entre seis preciosas chicas, pero una de ellas publicará un libro… El aprendiz de paracaidismo iba a hacer su primer salto. Tembloroso, asustado, se lanzó al vacío. Buscó la anilla para estirar la correa que abría el paracaídas, pero no la halló. Desesperado gritó por el sistema de comunicación con el avión: “¡No encuentro la anilla!”. Le indicó el instructor: “Está junto a tus testículos”. El muchacho se llevó la mano a la garganta y gritó otra vez: “¡No la hallo!”… Don Geroncio, provecto caballero, le contó a don Veterino, señor de su misma camada, como se dice cuando uno tiene la misma edad del otro: “Anoche cené huevos, y en la madrugada sentí como si me dieran una patada en el hígado”. Comentó con laconismo el otro: “Qué bueno que no cenaste hígado”.FIN.

Mirador

Armando Fuentes Aguirre

Jean Cusset, ateo con excepción de cuando la noche es muy oscura, dio un nuevo sorbo a su martini —con dos aceitunas, como siempre— y continuó:
—Pensamos siempre en Dios a la manera de como Miguel Ángel lo pintó: un poderoso anciano de barba y cabellos blancos que desde el cielo preside el mundo de los hombres, igual que Júpiter lo hacía. El texto bíblico según el cual Dios creó al hombre a su imagen y semejanza nos hizo vanidosos. En realidad fue el hombre quien inventó un dios a imagen y semejanza suya.
Bebió de su martini Jean Cusset y concluyó:
—El verdadero Dios está de cuerpo presente en todas sus criaturas, y en cada una. En nuestro prójimo hemos de mirar a Dios, y en él también hemos de amarlo. Todo lo demás es… pintura.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini. Con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!…

¡Comparte esta nota!