Pablo Ferri
Último debate en Mérida
Xóchitl Gálvez o Beatriz Paredes. La sorpresa de la oposición en los últimos meses, o la veterana política priísta, renacida en precampaña. Las dos mujeres han debatido este sábado en Mérida, en el Estado de Yucatán, en el último foro que ha organizado el Frente Amplio, antes de elegir a su candidata para las elecciones presidenciales del año que viene. El foro de este sábado tenía por lema “El México de las mujeres”. La semana que viene, el Frente hará encuestas y consultas para dar con la ganadora.
Gálvez ha abierto el evento. “Hace 107 años, antes de la Constitución del 1917, se celebró el primer congreso feminista en México. Gracias a esas mujeres, hoy podemos aspirar a la máxima posición en este país, la Presidencia. El 52% de la población en México somos mujeres. Es inaceptable que desde Palacio Nacional se les agreda”, ha dicho. “Ellas sólo piden un alto a la violencia, respeto a los derechos humanos, justicia. Muchas mujeres tienen que soportar la violencia porque no tienen independencia económica”, ha añadido.
Igual que en los cuatro foros anteriores, el orden y la concordia han caracterizado las intervenciones de las candidatas. Ambas han señalado que una mujer, Beatriz, Xóchitl o Claudia, incorporando a la aspirante puntera de Morena, Claudia Sheinbaum, ocupará la Presidencia a partir de octubre del año que viene. Las corcholatas del Frente ignoran a sus pares masculinos del oficialismo. Para ellas no existen Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal o Adán Augusto López. El único hombre al que nombran, sobre todo Gálvez, es el presidente, Andrés Manuel López Obrador, diana de todas sus críticas.
“Este Gobierno ha quitado dinero a mujeres, 263 millones de pesos, por ejemplo, para prevenir la violencia en los Estados”, ha insistido Gálvez. “Más de cinco mil millones de proyectos productivo para mujeres indígenas. Es tremendo que hayan tenido que pasar 200 años para que hoy una mujer pueda aspirar a la Presidencia. Y estoy segura de que esa mujer será del Frente Amplio”, ha añadido.
Por su parte, Beatriz Paredes ha invocado parte de su programa de Gobierno, siempre partiendo de una idea, acabar con la impunidad, argumento que ha repetido en foros anteriores. “Dos grandes revoluciones determinan un nuevo destino, la tecnológica y la gran revolución humana del advenimiento pleno del protagonismo de las mujeres en la sociedad. A ella contribuyeron, previamente, el reconocimiento de la igualdad jurídica, el acceso masivo a la educación y el trabajo, el acceso al sufragio, el dominio sobre nuestro cuerpo”, ha empezado.
“Estos factores permiten que en esta hora de México pueda existir una presidenta”, ha dicho la candidata. “Un verdadero cambio para todas las mujeres consiste en erradicar cualquier grado de discriminación. Asumir una agenda de equidad de género es nuestra obligación, que haya un gabinete paritario, una política transversal con enfoque de género, la evolución del instituto de la mujer a ministerio de la mujer, de la mano de la sociedad civil y grupos feministas”, ha añadido. “Que haya fiscalías especializada en prevención y combate a la impunidad, una reforma a la seguridad social, que se adapte a las necesidades de la mujer”, ha matizado.
Largo, el proceso de selección de una candidata para el Frente ha deparado pocas sorpresas. Gálvez elevó el perfil hace unos meses, merced a un enfrentamiento con el Presidente, a partir de unas declaraciones del segundo, sobre la supuesta pretensión de Gálvez de cancelar programas de apoyo a adultos mayores. La exsenadora ha estirado cuanto ha podido la batalla. Asistentes y espectadores de algunos de los foros de estas semanas han atestiguado lo anterior. Gálvez se presenta como la única candidata que puede enfrentar el poder de la cuarta transformación.
Sin nada que perder, Paredes, que ha ocupado prácticamente todos los puestos públicos a los que una política puede aspirar en México en las últimas décadas, ha tratado de mandar mensajes de mayor profundidad y carga épica, mensajes que apuntan a los pilares del Estado. En uno, hace dos semanas, dijo, por ejemplo, que México debía “reformar el poder”, un guiño a los descontentos de Morena, indignados con algunos de los giros del Gobierno, el último, por ejemplo, la abrupta salida de la comisionada nacional de búsqueda de personas desaparecidas, Karla Quintana, esta semana.
Todo hace pensar que será Gálvez la elegida, vista su capacidad de galvanizar a la oposición, prácticamente derrotada a principios de año. La pelea de Gálvez con el Presidente, sus visitas a Palacio Nacional, cubiertas en los medios como un reality show, y la colaboración de López Obrador, que nunca ha dejado de contestar a la precandidata, la colocan de favorita. Esta semana, además, el PRD, tercera pata del Frente, ha anunciado que su candidata es Gálvez.
En el foro, uno de los temas que han abordado las precandidatas era el de caminar seguras. La moderadora del evento ha introducido así el asunto. “En los primeros seis meses del año se cuentan más de 400 presuntos feminicidios en México. Nos están matando, la muerte significa una tragedia nacional. Las cifras no son números fríos, detrás de los números hay dolor. ¿Qué hacemos? ¿Qué le decimos a un niño que se quedó sin mamá?”, ha dicho.
Paredes, que ha citado un poema de Alejandro Merino, ha sido la primera en contestar: “El horror de cerrar los oídos ante la muerte, ante la violencia, no sólo es inmoral, es imperdonable. Las cifras se nos vuelven llagas en el cuerpo social de la República. Vamos a acabar sin cuerpo, todo serán llagas, heridas. Pero no podemos responder con palabras, porque supuran sangre, nuestras palabras supuran sangre”.
“Por eso es indispensable actuar, una estrategia de prevención, que se generalice en todo el sistema educativo, que garantice que haya alumbrado público en el entorno de escuelas y fabricas; que haya cuerpos policiales especializados, una estrategia de combate absoluto a la impunidad, y una simplificación de procedimientos judiciales, que no revictimicen. Que asumamos que la violencia es un asunto de toda la sociedad”, ha dicho.
Gálvez ha dicho: “Hace 40 años llegué a vivir a Iztapalapa, en Ciudad de México, y fui víctima de mucha violencia sexual. Eso no ha cambiado para muchas mujeres en Ciudad de México. El 61% de las mujeres aún lo sufren hoy en día en la ciudad. Y en el país, el porcentaje es superior al 40%. Tenemos una enorme restricción a vivir nuestra vida. Lo primero que dicen cuando pasa algo, es ‘¿a dónde iba a esas horas, por qué iba sola? Revictimizamos y ya basta. Basta de tanta impunidad. Me encantaría que cuando una mujer víctima llegue al ministerio público, la recibiera una activista feminista, una de esas que nunca se cansan. Y no que la regresen a su casa diciéndole que no la golpearon lo suficiente”. (El País).
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