Mariano Espinosa Rafful
“Los numerosos criterios, diferentes y variados, incluidos en el todo”.
P.T. Bauer.
Más de un miércoles, desde hace tres años, las preguntas han sido concurrentes en los temas políticos, dejando un poco de lado la inseguridad, pobreza, futuro inmediato y hasta las oportunidades de empleo para quienes sí están preparados para servir a México.
Así hemos llegado a tiempos de definiciones, no de sobresaltos, lo previsible se inscribe en el presente de claros oscuros, no hay más opciones a la vista que dos, alternativas contrapuestas, disímbolas, en esquinas distantes, con toda la carga de imposición desde el primer momento.
Ambas son hasta cierto punto matizadas, no escapan de un poco de realidad, pero los números no nos cuadran, hay que plasmar el país que tenemos, al que abandonamos todos con un alto grado de responsabilidad, en la trinchera desde la cual escribimos, transitamos, trabajamos, hacemos y procuramos ese mañana que nos atrapó en el hoy.
Estamos, siempre en plural por si nos equivocamos, a un mes de distancia de una despedida que me trae a la nostalgia, pero al mismo tiempo que conoce y reconoce con significativa naturalidad, lo que estamos haciendo mal, en donde los políticos se equivocan, y no a propósito, sino hasta adrede.
En más de una vez escuchamos a la voz de la conciencia, en nuestro caso somos en paralelo críticos del discurso a modo, de lo que lamentamos, porque la deuda externa no se pagó cuando el petróleo estuvo en su tope con Vicente Fox, y en los seis años hizo lo que quiso con el presupuesto público, observaciones de legisladores sin sanción.
Hoy, a esos años de distancia, seguimos almacenando distractores, continuamos en ese ir y venir de campañas de esperanza convertidas en olvidos recurrentes, lejos, muy lejos del primer mundo, donde no está ni lejos Canadá, ni cercano los Estados Unidos, quienes con ventajas incrementan su potencial, mientras México se desgasta negando lo que la mayoría vemos. Error tras error y sobre todo cero transparencia.
Los muertos, lo he escrito y es duro y cruel afirmarlo, en el México de todos los días, de contrastes, le están arrebatando a su juventud, la violencia está secuestrando el futuro inmediato de cientos de sueños, porque hay omisión, ese desparpajo para renunciar para ir por un cargo político, en lugar de tener un compromiso con el servicio público, de resultados, no de más palabras al viento; de todos lados, de todas las partes, en ese embrujo seductor que dejó de ser seductor para dejarnos en la orfandad.
Es la política un gran circo sin aplausos, en la redención de los grupos de poder, en la repartición de los espacios, embajadas y secretarías. Todo gira alrededor de un mismo círculo vicioso, de ambiciones desmedidas, mientras la pobreza sigue su ascenso y los huérfanos están en el anonimato.
Las madres de mayo de Argentina, son en México de todos los meses, de cada día, sufridas, pero no vencidas, organizadas en la búsqueda de sus hijas e hijos, porque no hemos sido capaces de dar resultados, sólo se alquilan para acrecentar sus dividendos, junto al poder económico quienes llegan al poder, a costa de votos que le dan certidumbre pero no credibilidad.
Estamos peor que antes, sin duda, no sabemos para dónde pegar de carreras, el sueño no es parejo, dormimos por momentos, pensando qué hará nuestra familia cuando estemos sin respuestas a tantas interrogantes. Nos estamos quedamos mudos, sin palabras, sin escapatoria a un final previsible hoy.
No somos, ni estamos en la negación de otro amanecer, pero no debe el insulto estar por encima de la propuesta, la alternativa, el gusto y el placer de servir a México con decoro, con la verdad y teniendo en cuenta al pueblo que calla, porque hasta la voz perdió con tanta simulación.
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