José Rubinstein (*)
El discurso presidencial ha sido enfático en cuanto a la postura de anteriores gobernantes neoliberales que culminaron sus sexenios dejando obra pública inconclusa, elefantes blancos inaugurados sin estar terminados y mucho menos funcionando, y que decir de la desorbitada deuda pública, que irresponsablemente creció, generando mayor carga financiera, comprometiendo el patrimonio de futuras generaciones. Promesa presidencial: No quedará obra pública sin terminar y funcionando y no crecerá la deuda pública. Del decir al hacer hay un trecho. Tres son las obras magnas del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el AIFA, burdo reemplazo del sacrificado NAICM en Texcoco, cuyo costo original debió ser de 74 mil millones de pesos —su costo final fue clasificado como inescrutable por razones de seguridad nacional— rebasó con creces lo proyectado hasta superar los 450 mil millones de pesos, considerando las indemnizaciones a inversionistas del interrumpido Aeropuerto de Texcoco —”El verdadero costo del AIFA” por Carlos Urzúa—.
Finaliza el sexenio, el Aeropuerto de la CdMx literalmente se desmorona, persistiendo la resistencia a trasladarse al lejano AIFA. El presupuesto inicial de la refinería de Dos Bocas —Olmeca— fue de 6 mil millones de dólares y quedaría lista en 3 años. El 1 julio 2022 AMLO inauguró dicha refinería, sin estar terminada. Aun no se ha refinado un solo barril de petróleo y se especula que el costo de la refinería ya ronda sobre los 20 mil millones de pesos.
El Tren Maya tuvo un presupuesto original de 156 mil millones de pesos, al día de hoy se estima que la inversión será cuando menos 2.4 veces mayor a la proyectada, 373 mil 700 millones de pesos. La dificultad de avance en las líneas 5, 6 y 7 impiden anticipar fecha de conclusión —si es que se concluyen— de la obra.
Para 2024 se incrementará la deuda pública en casi 2 billones de pesos, la cual en 2012 ascendía a 5.4 billones de pesos —33.2% del PIB—, en 2018 creció a 10.8 billones —46% del PIB— y para 2024 sobrepasará los 16 billones —48.9% del PIB—. La deuda per cápita en 2024 se calcula en 126 mil 785 pesos, 12.1% más que en 2018.
Por fin, ¿aumentó o no la deuda pública en el sexenio? El paquete económico 2024 plantea un déficit presupuestario equivalente a 4.9% del PIB, el más alto en 35 años. La recaudación estimada para 2024, año de elecciones, será de 14.4% del PIB, en tanto que el puro gasto para el desarrollo social alcanzará el 12.8 por ciento. Se pronostica para 2024 una caída en la inversión del 11.1%, un aumento en el gasto corriente del 7.9%, en los subsidios del 12.1% y en las pensiones del 7.3%, ¿cuánto más se sostendrá al gasto no productivo?
El presupuesto deficitario de 2024, elaborado con mira electoral, podría provocar una degradación de la calificación crediticia del país, afectando futuras proyecciones económicas. En especial, la discusión y análisis del Paquete Económico 2024 en el Congreso, debe hacerse a fondo, ecuánime, de manera responsable, sin interferencias ideológicas ni consignas partidistas.
El presente Gobierno dejará inconclusas obras emblemáticas y por supuesto ¡adquirió deuda pública!
(*) Analista político
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