Pese a ser funcionario partidista acude a las “Caravanas del Jaguar” para sentirse respaldado
A billetazos de 200 pesos para comprar adeptos de lideresas y lucrar políticamente con las necesidades de los ciudadanos, el sobrino de la gobernadora Layda Sansores San Román, Gerardo “Seso Loco” Sánchez Sansores, opacó y arruinó el “bautizo”, de Armando Constantino Toledo Jamit, en su primera participación como secretario de Gobierno en la Caravana del Jaguar, que resultó otro fracaso por la poca afluencia de vecinos de la colonia Morelos y áreas circunvecinas.
Para tratar de darse un baño de pueblo y posicionarlo como el segundo hombre en importancia en el Gobierno de Morena que encabeza Layda Sansores Román, organizaron para Toledo Jamit en la Unidad Deportiva “José María Morelos” la Caravana Solidaria, pero Sánchez Sansores se presentó a dar un mensaje ante la ausencia de su tía. Insinuó así que es el verdadero jefe de gabinete y quien esté en este cargo es un florero.
Toledo Jamit llegó poco antes de las 11 de la mañana. Lo dejaron sólo. Pocos funcionarios del Gobierno del Estado acudieron al evento. No asistieron los de seguridad Renato Sales Heredia, de la Fiscalía General del Estado (Fgecam), y la guanajuatense Marcela Muñoz Martínez, secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana (SPSC). Recorrió los stands como desconocido, pues los pocos asistentes ni siquiera se le acercaron.
Toledo Jamit intentó hacer la diferencia con respecto a su antecesor. Se instaló en una mesa de Atención Ciudadana para escuchar a los vecinos, y lideresas que eran consentidas en el Gobierno del PRI, como Landy Berzunza y Elvira de la Peña Abreu, subsecretaria de Desarrollo Agropecuario (SDA) y titular de la Codesvi, entre adulaciones y chistes le hicieron el “caldo gordo“ a Gerardo “Seso Loco” Sánchez Sansores, para tener los reflectores entre risas, abrazos, palmadas.
Aunque según la gobernadora Sansores San Román su sobrino Seso Loco no tiene ningún cargo en su Gobierno, llegó a la Caravana del Jaguar para jugar al político, con miras a buscar una candidatura. Las lideresas lo abrazaron y al oído le pidieron ”dulces”. Con sus dedos índice y pulgar aporreados en su mejilla, instruía a sus dos guaruras, al parecer de la Policía Estatal Preventiva (PEP) vestidos de civil, de repartir discretamente 200 pesos a cada uno.
Toledo Jamit, paso inadvertido. Incluso los funcionarios de la dependencia a su cargo olvidaron su nombre, pues el subsecretario de Gobierno, Arturo Aguilar, al presentarlo en el acto protocolario tuvo un lapsus de demencia. “Nos acompaña nuestro secretario de Gobierno, señor, ingeniero Toledo Jamit”. No recordó el nombre de pila de quien ahora es su jefe.
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