Everardo Moreno Cruz
La aberrante idea de que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pudieran ser designados por elección popular, fue reprobada hasta por la ministra de la Corte, doctora Loretta Ortiz, a quien se le ha considerado tristemente y en contra de los principios de división y autonomía de poderes incondicional del Ejecutivo.
La misma ministra señaló del doctor Arturo Zaldívar, quien se ha distinguido por su triste servilismo que destruyó el orgullo que alguna vez pudieran haber tenido las instituciones educativas de las que egresó, que el rezago de asuntos que dejó en su ponencia es muy elevado. No es de extrañar si le encantaba salir en videos con su perrito al que llevaba a la Corte.
Cuando quienes tengan la bondad de estar leyendo este artículo, se habrá iniciado el último año del actual Gobierno. Le quedarán sólo 10 meses. Enhorabuena por México, que es así. Como ciudadano mexicano que amo a mi país, por su progreso, el respeto a nuestras leyes, el fortalecimiento de nuestras instituciones, confío y espero que gane la oposición.
La doctora que recibió el bastón de mando apenas acaba de ir a Palacio supuestamente como declaró, lo hizo de mensajera para llevarle un documento al secretario particular del Presidente, pero él dijo que había ido a platicar asuntos personales, como se dice coloquialmente, una conversación de lavadero.
Entre las últimas declaraciones del Presidente, motivada por su animadversión infundada en contra del Poder Judicial, está la que hizo en el sentido de que pretende enviar el año próximo una iniciativa para crear un tribunal que evalúe la conducta de los jueces y tenga entre sus atribuciones la revocación o reelección de jueces, magistrados y ministros. No prosperará porque su partido no tendrá la mayoría requerida en el Congreso para una reforma constitucional.
De verdad que sí cumple su palabra cuando alguna vez declaró: “Al diablo con las instituciones”; de la misma manera se materializa aquella idea que afirma que este Presidente “es un peligro para México”.
No podemos decir algo diferente. La institución para evaluar la conducta judicial existe en el Consejo de la Judicatura que tiene rango constitucional, y existe desde algunos años, y ha dado buenos resultados.
Destruir lo que a lo largo de mucho tiempo el pueblo ha ido formando, no lo merece México. Por eso mi afirmación categórica y convencida, de que otros seis años de Morena en Palacio Nacional, serían funestos.
La conducta en contra del cumplimiento del deber observada por López Obrador, la vemos en distintas entidades federativas. Ahí tenemos al gobernador de Nuevo León, quien cuenta con la simpatía presidencial, jugando a que entra y sale del Palacio de Gobierno como si fuera una kermés; al de Morelos que ya está pensando en ser director técnico de un equipo de fútbol.
Y más grave todavía el negligente, irresponsable e ilegal proceder del gobernador de Oaxaca, que ante el cierre de carreteras, obstrucción a la ciudad administrativa de la capital, amarrar en la calle a un funcionario local, cínicamente declara que no reprimirá esas manifestaciones populares. Una forma de interpretar que a los delincuentes se les debe de abrazar efusivamente.
Es este Gobierno, como lo he dicho en otras ocasiones, y se escucha en diferentes sitios, padecemos un Gobierno destructor. El próximo 1 de octubre, confío mirar a la ingeniera Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz con la banda presidencial, para bien de México.
(*) Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM.
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