Rosendo Balán Caamal
No parece discutible que la fiesta de los toros sea cultura, se pongan como se pongan los que quieren prohibirla. La cultura no es más ni menos que las raíces de los pueblos, y la fiesta brava está perfectamente entroncada en esas raíces de España y de México.
La fiesta de los toros va más allá, ha inundado otras parcelas de la sociedad, así determinadas artes se asociaron a la misma a través de su propia identidad: la música, la pintura, la poesía, la literatura, la escultura
no siendo sólo ellas quienes se posicionaron para difundirla y apoyarla, hay más.
El bordado también es un arte muy ligado al mundo de los toros, y consiste en la ornamentación de determinadas telas y los vestidos de torear; si queremos rizar el bordado, nos encontramos con los capotes de paseo, verdaderas obras de arte a lo largo de la historia, una breve, pero jugosa muestra se ha visto en una exposición en la pasada fiesta de San Marcos en Aguascalientes.
Les puedo asegurar que siempre que asistimos a una fiesta brava, nos vemos rodeado de belleza, pero mucho más de cultura; nuestro país mantiene una tradición de bordadores (as) que de ese arte hacen profesión de amor y cultura. Siglos contemplan su Semana Santa, donde se pueden admirar los milagros de sus manos para orgullo de sus pasos, pero también lo han hecho en los capotes de paseo de varios toreros.
La exposición de capotes de paseo y muchas veces la de faena, filtra esa cultura que emana del pueblo y que se acerca al mundo del toro porque toda su simbología es la propia de la vida y la muerte, como lo es la propia Semana Santa, por eso muchos de los capotes que hemos visto a lo largo de la historia llevan reflejados nazarenos y vírgenes.
Paseíllos que hicieron Joselito o Belmonte, Manolete o José Tomás, Curro Romero o Morante, Rafaelillo o Paco Ureña y en México, el maestro Eloy Cavazos, Eulalio López “Zotoluco” Joselito Adame, Leo Valadez e Isaac Fonseca.
La cultura de la fiesta de los toros no debe morir, no basta con que unos no la quieran o no les guste, por años se ha mantenido. La Suprema Corte de Justicia de la Nación lo reafirmó el pasado miércoles al ordenar la reactivación de las corridas de toros en la Plaza México.
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