Luis Obregón Lozada
No cabe duda que la agresión contra los organismos que de alguna forma limitan, controlan o transparentan actividades gubernamentales, en este sexenio sufren una andanada brutal de ataques. Sobre todo, los electorales. Y hoy, pensando en el 2024, está bombardeando ferozmente al TFEJF.
Esto indica que en Palacio están espantados pues, a pesar de que se han gastado una millonada en una campaña de cinco años, su triste Corcholata no prende. Y, ahora que la supuesta amplia ventaja que tenía se acortó peligrosamente, el espanto creció.
A lo largo de este mandato, ha socavado e infiltrado peleles (100% fidelidad), en buena parte de organismos independientes. Tales como el Poder Legislativo y el Judicial, Comisión Nacional de Derechos Humanos, Banco de México, Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Instituto Nacional de Acceso a ola Información, desde luego el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Las razones para esta autonomía son proteger a la ciudadanía y limitar al Gobierno. En principio, se trata de fraccionar al Gobierno para evitar la excesiva concentración de poder en una sola institución o persona. Ese es el sentido teórico de los tres poderes, lo cual aquí no ha funcionado. Hoy, como nunca, descaradamente el Legislativo y el Ejecutivo están bajo un solo cacique.
Pero como por primera vez en la historia, el Poder Judicial ha logrado mantenerse más o menos independiente, tenemos dos poderes funcionando. Pero como el Ejecutivo, no quiere que le vengan con que “la ley es la ley” y quiere mandar “al diablo a las instituciones”, lo ataca con suciedad. En condiciones normales, este enfrentamiento, no beneficiaría al país, pero en nuestro caso, es saludable. Sería fatal que el Judicial se doblegara. Por lo pronto, valiéndole gorro la institucionalidad, no asistió al Primer Informe de su ministra presidente. ¡Ojalá resista los embates!
Si el pueblo y la oposición lograron la creación de estos órganos autónomos, muy saludables para la democracia, fue gracias a una larga lucha. Mientras más se fraccione, se vigile y se transparente al Gobierno “más mejor”. Erigirlas costó trabajo y ahora las quieren echar debajo de un “plumazo”. La existencia de estas instituciones es tan benéfica que hacen falta otros. Ya tenemos un órgano autónomo que protege los derechos ciudadanos.
Otro que se ocupa de las cuestiones financieras e impide que el Presidente utilice a su capricho, la reserva monetaria o eche a trabajar, la maquinita de los billetes. Uno encargado de recabar y publicitar información sobre las estadísticas estratégicas de forma razonablemente verídica, sin manipulación política. Otro que informa con transparencia, cómo se gastan los recursos públicos. Desde luego, un órgano independiente e imparcial que realiza las elecciones y otro que las califica. Estos organismos, a pesar de algunas fallas, son excelentes.
Naturalmente que estas instituciones incomodan a los gobernantes, sobre todo, a los que traen malintencionados, en especial a este, que quiere encadenarnos a una dictadura. Por esto hoy, casi todas estas instituciones están siendo atacadas. Para justificar su proceder, los argumentos engañosos y demagógicos le sobran. Declaró textualmente: “Y hay muchos organismos onerosos que no sirven para nada, son gastos superfluos. Y esa, es otra iniciativa de ley que quiero enviar; como desmontar todo ese aparato que crearon en paralelo al gobierno, para tener el “control”, (eso no es control), de todas las decisiones del poder público; (ignora que el ciudadano tiene derecho a saber que hacen con los recursos que aporta). Que el Instituto de la Transparencia, que el Instituto de Comunicaciones, que el Instituto de la Competencia, que la CREE, que no sé cuánto. Tenemos que hacer una reforma administrativa y la tienen que desaparecer y si no la aprueban, lo que quiero es que quede constancia”. ¡Así la historia constatará su maldad!
Hipócritamente, quiere que creamos que sólo es un desperdicio de recursos. Pero, no dudó en endrogarnos por una millonada con la no construcción de un aeropuerto urgente. Se queja de los altos salarios de los magistrados, callando que él, aparte de su sueldo, se posesionó y “amuralló” un palacio, cuyo mantenimiento cuesta millones, (esto no es superfluo, es clasista), que para sus alimentos y hospedaje se “despacha” cinco millones de pesos mensuales, y cuenta con ciento sesenta servidores, un chef a su servicio y algunas otros “clasismos” fifís, lo que es muchísimo más que el sueldo del magistrado mejor pagado. Pero nos estamos desviando.
No es casualidad, que las instituciones más atacadas son aquellas que defienden la ley, propician la democracia y buscan reducir la malversación de fondos. Además, ya amenazó, que antes de irse, mandará al Congreso, una iniciativa para desaparecer todos los “incómodos” organismos autónomos. Entendemos que los quiere desaparecer porque le estorban para su “aspiracionismo” de dictador.
Hoy le tocó el turno al TFEJN. Como en este momento, por su maldad y negligencia, solamente hay cinco de siete magistrados y él cuenta con tres lacayos incondicionales, sospechamos que por sus órdenes, aprovechando esa mayoría, en una especie de golpe de Estado, sin motivo justificado, (y tal vez ilegal, hoy la ilegalidad es demasiado común), le solicitaron, su renuncia al presidente para reemplazarlo por alguien incondicional y así poder, validar el fraude electoral o descalificar la elección en el caso de que derroten a su Corcholata.
Las elecciones son su prioridad. Ya en el INE sembró una presidente servil antipatriota, que indebidamente, se ha entrevistado con él. Se sabe que los médicos cubanos, no curan, pero junto con venezolanos lo “auxilian” en la “elección”. Ya entregó credenciales del INE a extranjeros, está usando una fortuna fabulosa en publicidad y compra de votos. Hay que desarrollar diversas estrategias para neutralizar estos embates.
Entre otros argumentos a los extranjeros se les puede mencionar que están siendo utilizados para implantar una dictadura, como de la que posiblemente vienen huyendo. Se puede intentar hacer entender a los adultos mayores que votando por la Corcholata, su apoyo sólo lo recibirán por poco tiempo, ya que, por el empobrecimiento del país, ya no habrá recursos. Ni en Cuba, ni Venezuela los viejitos tienen apoyo, pues el 90% de su población tiene hambre y es pobre.
Todo esto nos remacha, una vez más, que el país está en grave peligro y que, para salvarnos la sociedad, debemos trabajar de forma titánica. Que enfrenta una lucha en la que hay dos bandos: uno constituido por todo el poder de un Ejecutivo autoritario y su Corcholata y del otro la sociedad consciente y su candidata. Uno garantiza que continuará incrementándose la violencia, los abrazos a los “seres humanos” delincuentes y los balazos al pueblo, la corrupción, (este sexenio los delitos de corrupción cometidos por funcionarios públicos se incrementaron el 98.1%), la falta de medicamentos, la indiferencia hacia el dolor humano, (¡acuérdate de Acapulco!), la mala educación, el empobrecimiento masivo y la larga lista de males que sufrimos.
El otro significa la “esperanza” de un México mejor, en el que los jóvenes tendrán oportunidad de prepararse para desempeñar puestos de mejor salario, que los derechos humanos serán respetados, que todos podamos “aspiracionar” a algo más que el par de camisitas recomendado, que se perfeccione la democracia y la posibilidad de entregarles a nuestros hijos una patria con mejor futuro.
Hay quienes por las decepciones de campañas anteriores o por la cruzada de desprestigio y argucias oficiales, puedan dudar de Xóchitl. Pero estamos ante una disyuntiva muy simple, o votamos por la cuarta trastornación con la certeza de que los males que nos aquejan, no sólo continuarán dañándonos, sino que empeorarán significativamente.
(Seguirá el recorte a los recursos del sector salud y a otros sectores necesarios, el ataque a la democracia y a la verdad, las violaciones a la ley, el fortaleciendo de la delincuencia, la concentración de poder y demás males). O, votamos con la esperanza de tener un gobierno que en verdad contribuya al progreso y bienestar nacional. Hablando en plata, más de lo mismo empeorado o una posibilidad alcanzable de bienestar. ¡Escojamos y actuemos!
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