Everardo Moreno Cruz (*)
El significado de la palabra traidor tiene voces diversas, se le denomina así al desleal, desertor, indigno, ingrato. La historia registra que el ejemplo de traidor es Judas Iscariote, quien, según la Biblia, entregó a Jesús por 30 monedas.
Las afirmaciones anteriores responden a la gran sorpresa que me llevé cuando un grupo de políticos beneficiarios de un partido político decidieron expresar sus simpatías a favor de la candidata de un partido no sólo contrario al que pertenecían, sino que a través de su máxima autoridad, como lo es el Presidente de la República, su candidata presidencial y sus principales dirigentes, no han descansado en atacarlo, denostarlo, ignorar sus muchas realizaciones, y presentarlo como el causante de todos los males nacionales.
Al presentarse como grupo político, lo autollamaron elegantemente “Alianza Progresista”, sin embargo, atendiendo a la calidad moral que han demostrado, yo prefiero llamarlo el Club de los Traidores.
Este club está integrado por ciudadanos que han ocupado responsabilidades importantes. Está por ejemplo el exgobernador Alejandro Murat cuyo comportamiento desleal lo comenzó a demostrar desde que alentó y propició el triunfo de su sucesor Salomón Jara Cruz, actual gobernador.
Sin embargo, supongo que eso no dejó satisfecho a quien ha demostrado en Oaxaca su ineptitud y ánimo arbitrario para gobernar y para asegurarle impunidad a Murat, hubo de haberlo impulsado para que apoyara a Claudia Sheinbaum.
Otro ejemplo de traición e indigno comportamiento es el del exgobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, quien expresó cuando recién se le nominó jefa de Gobierno de la Ciudad de México, no considerarla una mujer con capacidades para desempeñarse en esa responsabilidad, pero ahora, como vocero de los traidores, manifiesta que no aspira a ningún cargo, sino sólo a que exista progreso para el país, que considera eso está asegurado con la candidata de Morena.
De verdad, cuánto cinismo, tanto, que la misma Dra. Sheinbaum, al ser entrevistada sobre esas muestras de simpatía de quienes habían sido siempre sus adversarios, se mostró poco entusiasmada, anticipa que dentro de poco tiempo es factible sea también traicionada.
Otro de los integrantes de este despreciable club, es Jorge Carlos Marín, quien además de haber sido secretario de Estado en el gobierno de Peña Nieto, colaborador en su campaña presidencial, fue dirigente partidista en el PRI.
Pero en este club no sólo están personas de edad madura, también tenemos a jóvenes como Adrián Rubalcava, que fue un buen alcalde en Cuajimalpa, y que al no ver satisfechas sus pretensiones, prefirió la traición a la lealtad.
Este club tiene lamentablemente para el país, a muchos otros integrantes de los que seguiremos hablando; manifesté lamentablemente porque estos políticos jóvenes o viejos, con su proceder contribuyen a que la ciudadanía sienta desprecio por los políticos en general.
Son corruptos o ambiciosos y para protegerse, caminan por el sendero de la deslealtad.
Me hago una pregunta: ¿con qué cara, como se dice coloquialmente, los integrantes de esta ilustre agrupación podrán explicarles a sus familias, a sus hijos, a sus parejas, que reciben y han recibido los beneficios que estos políticos llevaron a sus casas como resultado de su trabajo dentro de un partido, que ahora lo están traicionando?
(*) Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM.
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