Ernesto Castillo Rosado
Por fin, los asesores pudieron encontrarle un atributo a la insípida candidata morenista. Y es que trabajar con Claudia Sheinbaum, quien tiene las mismas propiedades del agua, debe ser todo un desafío para cualquier empresa consultora en marketing político.
Con una corta carrera política, y sin poder presumir nada en su paso por la jefatura de Gobierno, ni mucho menos, poder colgarse de ningún logro del sexenio de López Obrador, era necesario encontrar algo a destacar de ella, cualquier cosa, lo que fuese.
Y lo encontraron. En los focus group debe haber salido la palabra “científica” como una de sus escasas fortalezas. La gente asocia este término automáticamente con cosas positivas como inteligencia, trabajo, respetabilidad, credibilidad, etc. Vamos, para la gente un científico es una persona que tiene un intelecto por encima del promedio, una eminencia.
Pues resulta que “la científica” que nos tratan de vender hoy, es la misma que se pasó por alto todos los reportes técnicos que señalaban la urgente necesidad de darle mantenimiento al Metro de la Ciudad de México, y por no hacerlo se desplomó la línea 12 en mayo del 2021 provocando la muerte de 27 personas.
Esa científica que ahora resaltan en los spots, es la misma científica responsable de la tragedia del derrumbe del Colegio Rébsamen, donde fallecieron 19 niños y siete adultos en septiembre del 2017 por autorizar la construcción de un piso más cuando era delegada de Tlalpan.
“La científica”, que cuenta con un doctorado en ingeniería ambiental por la UNAM, es la misma que permitió que se le inyectara ivermictina a la gente durante la pandemia, un medicamento utilizado para tratar parásitos en animales.
Es la misma científica que durante su gestión como jefa de Gobierno se murieron, al menos, mil 300 animales en los zoológicos capitalinos como consecuencia de la austeridad republicana, de acuerdo con el reportaje publicado por la revista digital Emeequis en diciembre del 2022.
Para acabar pronto, a “la científica”, que fue nada más y nada menos secretaria de Medio Ambiente en el Distrito Federal, se le murió la emblemática palmera de más de 100 años de antigüedad ubicada en una de las glorietas de Reforma. ¡El colmo!
Y así, podemos seguir mencionando muchos más casos en donde a Sheinbaum Pardo no le importó para nada la ciencia, y ahora resulta que nos quieren venir a recordar, con todo su característico cinismo, que es una científica respetable.
No conocen la vergüenza. Su cinismo es del mismo tamaño de su ambición, y también del mismo tamaño de su preocupación de terminar en la cárcel si no ganan esta elección. Pero todos sabemos que, entre esta científica criminal y la ingeniera, hay mucha diferencia.
@ECR1978
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Que vieja tan terca