Plaza disputada

Es muy probable que en su show ridículo-patético-musical de este martes, la mandataria se lance una vez más contra el diputado federal morenista José Luis Flores Pacheco, quien, desde adentro y con pleno conocimiento de causa, se ha encargado de desenmascarar a la Tía Rata y a sus ratoncitos que operan con ella.

Fue el diputado federal Flores Pacheco el que reveló que los montos aprobados para “ayudas sociales” eran de varios cientos de millones de pesos, por lo que no había excusa válida para negar ese tipo de apoyo a la gente de escasos recursos económicos.

No obstante, en el Palacio de la llorona mandataria, la respuesta para quienes acuden en busca de auxilio sigue siendo la misma: “no hay dinero”, lo que requecontrareconfirma que todos esos cientos de millones de pesos se están yendo a los bolsillos de la actual familia corrupta feliz.

El diputado Flores Pacheco reveló la semana pasada que el actual Gobierno negoció con los narcos. Que hubo pláticas, y que se dieron acuerdos. ¿Con cuál de los cárteles? Eso no se precisó del todo.

Era vox pópuli que tal situación había acontecido pero la Tía Rata lo ha negado todo el tiempo, lo mismo que sus lugartenientes en materia de seguridad, la multioperada Comandanta Guanajuatense, y el Fiscal sin un pelo de vergüenza, que insisten en culpar a los medios de información se magnificar los hechos delictivos que han sucedido recientemente con saldo de varios ejecutados, atentados y balaceras.

La realidad innegable es que Campeche se ha convertido en plaza peligrosa. Y hablamos de Campeche como entidad federativa. Es una plaza que se encuentra en disputa. En donde sus autoridades policiacas se replegaron desde hace dos años para que operaran los cárteles, y que ahora no saben qué hacer para tratar de controlar la situación.

Seguramente que los delitos de alto impacto van a continuar. Que los gobernantes lanzarán a sus defensores de oficio y comentaristas a sueldo a decir que todo está bien, y que la narrativa en contra es culpa de los “perversos”.

Pero la realidad dibuja otra cosa y los campechanos lo estamos padeciendo lamentablemente. ¿Hasta cuándo? Tal vez hasta que el voto ciudadano diga, ¡ya basta!