Bajo la sombra de un ceibo, un viejo habitante del reino de la Culebra y la Serpiente, platicaba con dos de sus coetáneos, mientras bebían ron de caña con agua de cola y hielo en vasos horchateros.
Mientras se acomodaba el sombrero, narraba divertido, cómo es que la hija del Sátrapa Negro acostumbra repetir en sus emisiones del “Martes de la Rata”, uno de sus más festejados y burdos chistes:
—“!Soy honesta… Nunca he robado un solo peso… No vine a este Gobierno a hacer negocios…!”.
Agrega: “aunque la Tía Rata se desgarre las vestiduras y grite a los cuatro vientos que no lo dice en son de broma, que no es sarcasmo y que tampoco son chistes negros. La realidad es que los nativos del reino de la Culebra y la Garrapata explotamos a carcajadas y estamos a punto de infartos masivos por la risa que nos ocasiona esta terquedad de simular lo que no es. Que nunca ha sido”.
Señala que los nativos de estos lares están conscientes de que de nada le ha servido ocultar sus inmensas propiedades y su vasta fortuna, pues oficialmente sólo ha reconocido contar con 16 bienes inmuebles entre casas, departamentos, locales comerciales y un predio rústico; al inicio de su Gobierno reportó 10.2 millones de pesos en ingresos, y según su declaración patrimonial, el 95% proviene de sus ingresos privados y únicamente el 5% de su salario como funcionaria pública.
Pero omitió —añade el senecto personaje que la conoce bastante bien— por ejemplo, una plantación de café en Chiapas, sus terrenos en Tequisquiapan, Querétaro; en Narvarte, en la Alcaldía Benito Juárez, de la Ciudad de México; en el fraccionamiento los Cocales y Santa Ana, en Campeche; en San José Victoria y en Palomar-La Ilusión, en Tuxtla Chico, Chiapas; casas en Jardines del Pedregal, Álvaro Obregón, Ciudad de México; en Las Delicias, Cuernavaca, Morelos; en el Centro Histórico y en San Román, en Campeche. Tampoco incluyó joyas, obras de arte y menaje de casa, que en 2017 valuó en 2 millones 200 mil pesos.
Y la larga lista continúa, al grado que la fortuna de quien prometió trabajar por los pobres, y darle a los pobres lo mejor, es literalmente incalculable
Todo producto del saqueo de su progenitor, el Sátrapa Negro, que se llevó hasta la arena de las playas de Sabancuy a su balneario particular, el cual también arrebató a un pequeño productor y a un empresario de esa zona.
“A lo mejor la Tía Rata se olvida de ese refrán que dice que tanto peca el que mata la vaca como el que le jala la pata, y por eso es que, usufructuar el producto de la corrupción de su progenitor, la vuelve igual o peor de corrupta”, señala con total sabiduría.
Y concluye: “Corrupta, cínica y mentirosa claro está, pues niega lo que es evidente, y lo que todos los nativos del reino que mal gobierna nos sabemos de memoria…”
(Continúa)
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