Tribuna Campeche

Diario Independiente

Bufón tragalengua

La primera encomienda que le dieron al bufón de la Tía Corrupta fue morder todas las manos que le habían dado de comer a él y a su familia, con excepción, claro está, de su actual patrona.

Malagradecido incluso con los de su propia familia, a quienes avergonzó por sus desviaciones sexuales, el sujeto de marras, originario del reino de la Banana y el Cacao, a quien gustaba que le llamaran por su nombre artístico de “Juana Papaya”, de inmediato comenzó a lanzar estiércol en contra de quienes le tendieron la mano cuando limosneaba por las calles en busca de sustento.

Investido con la impunidad de pertenecer a la clase gobernante que llegó al reino de la Culebra y la Garrapata al amparo de las 4T (Traidores, Transas, Tarados y Torpes), Juana Papaya lanzó todas sus difamaciones y calumnias contra quienes le dieron empleo, contra  los exgobernantes que le llenaron las alforjas de dinero que malgastó en sus pervertidos delirios homosexuales y contra quienes su patrona le ordenara.

Se convirtió en su bufón en el programa semanal “Los Martes de la Rata”, en que se difunden mentiras, calumnias, difamaciones y acusaciones sin ton ni son contra los adversarios políticos del régimen, y se presume una realidad fantasiosa, opuesta a la realidad.

Para Juana Papaya y su patrona la Tía Corrupta, todo en el reino de la Culebra y la Garrapata es maravilloso, la delincuencia dejó de existir, el progreso se respira junto a la brisa del malecón, el bienestar abraza con su felicidad a todos los nativos, y la felicidad se refleja en la frente de todos, gracias a los aciertos de los nuevos gobernantes.

Quienes se negaban a compartir esa visión de la felicidad cuatroteísta, son lapidados públicamente en el “Martes de la Rata”, les inventan delitos para ser encarcelados o los ridiculizan junto con sus familias, para tratar de censurar su libertad de opinar lo que la realidad dicta todos los días.

Y así, sintiéndose poderoso por la protección de su comadre y patrona, la servicial Juana Papaya regresó a sus excesos de la carne. Se dedicó a acosar sexualmente a cuanto jovenzuelo prestara sus servicios en el Palacio Real, ingresó a otros a las nóminas gubernamentales y para su apetito insaciable regresó a los arrabales de pescadores para contratar mozalbetes que la llevaran al éxtasis infinito y más allá.

Mientras por un lado continúa con sus depravaciones y excesos, en público en sus programas semanales, Juana Papaya aparenta ser un ente normal, sin saber que sus víctimas le preparan muy terrible sorpresa, para desenmascararlo de por vida…

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