“Renuncien-renuncien-renuncien” gritaban más de 400 elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, durante su histórico amotinamiento del pasado 16 de marzo.
Los gritos iban dirigidos no solo a Marcela Muñoz, sino también a Antonio Saradán Solís y a Josafat García Villalpando, principalmente, que son los mandos policiacos que han puesto de cabeza a esa institución y la han usado exclusivamente para sus intereses personales.
Es simbólico que el grito de “renuncien” haya surgido desde el corazón mismo de las fuerzas de seguridad. Ellos saben la putrefacción que hay adentro. No sólo de la corporación policiaca, sino en general del “Gobierno de todos los Sansores”, que han saqueado terriblemente los recursos públicos, y están incurriendo en todo tipo de corruptelas.
La rebelión contra los foráneos que arribaron a Campeche como parte de la pandilla gangsteril de la Senecta de Palacio, inició estruendosamente con los elementos policiacos en el frente de batalla, pero es una lucha que deberá extenderse a todos los ámbitos de la administración pública estatal, en donde los compinches de la mandataria se dan vida de lujos, de reyes y de déspotas patrones en contra de los pasivos campechanos.
Es cierto, hay cientos, tal vez miles de campechanos que soportan las bajezas y el mal trato de sus jefes foráneos, por el temor a perder la chamba, porque ya están a punto de jubilarse o porque no han encontrado en lo inmediato algún otro modo de ganarse el sustento.
Pero hay una manera silenciosa y más efectiva de protestar en contra de los abusos de la banda de rufianes foráneos, que se han servido con la cuchara grande desde hace dos años y medio: por medio del voto de castigo en las urnas.
Ya sabemos quiénes los trajeron, quienes los colocaron en sus puestos, quienes les solapan todas sus arbitrariedades, y quiénes son sus cómplices para el saqueo de las arcas públicas. A esos hay que decirles que no en las urnas. Hay que votar por otras opciones que les pongan el alto que necesitamos para reorientar el rumbo de la administración pública estatal.
El grito de “fuera los foráneos” no debe apagarse. Hay que expandirlo a toda la geografía estatal. Y sí, es cierto, hay foráneos que han aportado su experiencia, conocimiento, trabajo, inversión, esfuerzo y sueños para hacer crecer a Campeche, pero a ellos no nos referimos, sino sólo a los que están saqueando las arcas públicas desde el 15 de septiembre de 2021. A esos sí: “fuera los foráneos…”.
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