La megamarcha ciudadana del pasado 13 de abril, confirmó a la gobernadora Layda Elena Sansores San Román no sólo que el repudio del pueblo en su contra va en aumento por cada minuto que insista en proteger a su amada Marcela, y que la solidaridad de los campechanos para con los policías no se ha debilitado, sino que cada día agarra más fuerza.
Fue muy emotivo, motivador, incluso histórico ver la participación de los campechanos en la marcha. A pesar de los rumores divulgados por allegados al Gobierno en el sentido de que habría infiltración de grupos de choque para golpear a los participantes; pese a que incluso muchas personas advirtieron que habría balazos y que se esperaba que hubiera muertos y a pesar de que se volvió a suspender parcialmente el servicio de transporte urbano, los ríos de gente no dejaban de llegar.
Familias con sus hijos en brazos o en carreolas; personas de la tercera edad gritando consignas de repudio a la gobernadora y a Marcela, jóvenes que apenas van a votar por primera vez exclamando a todo pulmón “fuera Morena”, mujeres, muchísimas mujeres reclamando la falta de sororidad de Layda Elena para con las mujeres policías agredidas, golpeadas y violentadas, niños portando orgullosos sus pancartas en que apoyan a sus papás policías, etcétera, todo en su conjunto haciendo verdaderamente historia en estas otrora pacíficas y muy pasivas tierras.
Sin duda alguna que Campeche está viviendo un momento verdaderamente histórico. La calidad de la marcha ciudadana del pasado sábado, rebasó por mucho las 123 que dice haber encabezado la gobernadora en su movimiento de resistencia civil.
Pero esos —los de Layda— sí eran marchistas pagados con el dinero de los Sansores y del entonces PRD. Los que pernoctaban en la Plaza de la República encabezados por su líder chenero de apellidos Chu Marín, eran verdaderos mercenarios, sin oficio ni beneficio, que recibían alimentación (desayuno, comida y cena) así como una percepción pecuniaria, por mantenerse en el movimiento.
En cambio las marchas de hoy son genuinamente ciudadanas, con gente que voluntariamente acude a manifestar su desacuerdo con la forma de gobernar de Sansores San Román, en respaldo al movimiento de los policías, y con la exigencia de que se destituya a Marcela Muñoz.
La voz de esos campechanos valientes se escuchó en todo el país, eso es un hecho. Desde Cancún hasta Tijuana, desde Nuevo León hasta Chiapas, el repudio generalizado contra Layda Sansores le ha dado la vuelta al país, ha sido nota nacional y confirma que en Campeche Morena no es opción de Gobierno.
Ha sido la gran decepción, un fracaso y un error que los campechanos ya no podemos volver a cometer.
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