Claudia Sheinbaum le dio la espalda a los reclamos de los policías y a miles y miles de campechanos, al optar por reiterarle su respaldo a la corrupta e inhumana gobernadora Layda Sansores…
El adjetivo que le endilgó durante el primer debate, la candidata presidencial de la coalición PRI-PAN-PRD, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz a la abanderada de Morena-PVEM-PT, Claudia Sheinbaum Pardo como la “dama de hielo”, vaya que le quedó a la perfección.
Durante su encuentro/desencuentro con un grupo de policías campechanos, quienes le pidieron su intervención para resolver el conflicto que ya ajusta siete semanas de iniciado, la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México no se inmutó en ningún momento, ni su rostro evidenció algún sentimiento o reacción, cuando acusaron a su amiga Layda Elena de estar reprimiendo a los uniformados, al suspenderles el suministro de gasolinas y el pago de sus sueldos.
En ese inédito encuentro de no más de cuatro minutos, los uniformados tuvieron tiempo suficiente para detallar a la abanderada presidencial de la coalición “Sigamos haciendo historia” todo lo que han sufrido desde el pasado 15 de marzo, cuando fueron enviados sin los equipos de protección adecuados, a sofocar un mitin en el penal, y a tratar de extraer del reclusorio a un grupo de reos que fueron trasladados a un reclusorio de máxima seguridad.
Pero nada. Ni la narración de dos de las mujeres violentadas, ni el reclamo sentido de los gendarmes por la represión sansorista, lograron mover un músculo del rostro de la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México.
¡Cuánta insensibilidad! ¡Cuánta falta de empatía! ¡Qué ausencia total de sororidad por parte de la dama de hielo, para con nuestras mujeres policías violentadas!
No dudamos en afirmar que si la señora Sheinbaum hubiera mostrado un poco de empatía y prometido intervenir de inmediato para que se destituya a la corrupta, inepta, negligente e inhumana Marcela Muñoz Martínez, ese mismo día hubiera cambiado el rumbo de su partido en nuestra entidad, y todos esos nubarrones que anticipan catástrofes para los candidatos locales morenistas, se hubieran transformado en un día de luz y esperanzas.
Pero no. Doña Claudia prefirió inclinarse por Layda Sansores. Reiterarle que tiene todo su respaldo y con ello validar todos sus excesos, abusos, represiones y al mismo tiempo darle la espalda a la lucha legítima y digna de los policías campechanos.
Una pena que Claudia Sheinbaum haya dejado ir la oportunidad de salvar los restos de su partido en Campeche, y que no haya escuchado la voz de miles de campechanos que gritan a todo pulmón: “¡Fuera Layda!”, “¡fuera Marcela!”.
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