Tribuna Campeche

Diario Independiente

RESPALDA SHEINBAUM ABUSOS DE LAYDA

De poco le servirán los miles de acarreados que acudieron a la Plaza de la República el martes pasado al mitin que encabezó en medio de temperaturas de hasta 42 grados centígrados.

Su discurso, sus propuestas, sus promesas, pasaron a segundo plano luego de que, de manera incondicional e irreflexiva, Claudia Sheinbaum Pardo prefirió darle “todo su respaldo” a la gobernadora Layda Elena Sansores San Román, en lugar de, por lo menos, investigar el planteamiento que le hicieron llegar los policías sublevados.

Su mensaje para los campechanos fue contundente. Con ella, con su Gobierno, persistirá la impunidad de Layda Sansores, y tolerará todos los abusos que cometa en contra de los ciudadanos, los policías, los partidos, sus adversarios políticos, etcétera.

Y eso no es lo que quieren los campechanos. Porque, vale la pena repetirlo, Claudia Sheinbaum tuvo la oportunidad de hacer algo por Campeche y los campechanos. Estuvo en sus manos, sin demagogias, falsas poses, ni show de por medio, darle la vuelta al repudio popular contra su partido y contra la gobernadora, por los abusos que comete, pero la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México se inclinó por el sectarismo, la complicidad, el amiguismo y el influyentismo, en lugar de interesarse porque impere el Estado de Derecho.

La frialdad con que Sheinbaum Pardo trató a las mujeres policías que la buscaron para pedirle su respaldo, dibuja a la perfección el tipo de Gobierno que tendremos todos los mexicanos, si obtiene la mayoría de votos el próximo 2 de junio. Así, con frialdad e indiferencia, atenderá los problemas sociales, los reclamos de la gente, la voz del pueblo.

Bastó el simple pretexto, la excusa banal de que el conflicto de los policías campechanos se encuentra “contaminado” por el PRI y Movimiento Ciudadano, para que la abanderada presidencial de la alianza “Sigamos haciendo historia” se encerrara en sus infantiles justificaciones para no tomar protagonismo en el conflicto.

Hasta en cinco ocasiones, Sheinbaum Pardo dio la misma respuesta: “Ahorita soy candidata, como ustedes saben, ya que ganemos la elección, pues a ver qué pasa…”. Los uniformados insistían en que interviniera para acabar con la represión de la gobernadora Sansores, pero la candidata presidencial insistió: “Ya que ganemos, platicamos…”.

Los policías le presentaron pruebas de los abusos de la gobernadora, y esta misma candidata que en los mítines grita que combatirá la corrupción y acabará con la impunidad, simplemente repetía: “Estamos en campaña a la Presidencia, y cuando ganemos ya veremos…”.

De nada sirvieron las lágrimas de las mujeres valientes que le narraron los abusos que sufrieron durante el fallido operativo en el penal de San Francisco Kobén, ordenado por la negligente, corrupta, inhumana e ineficiente Marcela Muñoz Martínez. Ella, Claudia, que de dientes para fuera se dice defensora de las mujeres, le atizaba más hielo a sus respuestas: “Yo recibo las peticiones y cuando termine la elección ya platicamos…”.

No hubo sororidad, ni empatía, y menos solidaridad. Sólo fue un acto más de campaña, un diálogo de sordos en donde las y los policías hablaban, y ella se encerraba en su témpano de hielo.

Pero su rostro cambió cuando, en conferencia de prensa ante medios de información afines, panfleteros digitales y reporteros a modo, la candidata presidencial morenista expresó su total respaldo a la gobernadora del Estado, Layda Sansores, a quien consideró una “mujer valiente” y una “luchadora social”. Gulp.

Claudia le mintió a todos. Miente todos los días. Es falso que no pueda hacer nada en su calidad de candidata. Bastaba con que en su discurso en la Plaza de la República condenara las injusticias cometidas contra las mujeres policías de Campeche y repudiara la ineficiencia, incapacidad y corrupción de Marcela Muñoz, para que de inmediato se ordenara desde el cuarto piso el cese de la guanajuatense. ¿No pudo o no quiso?

Y bueno, si Claudia no quiso ser tan obvia y tampoco atacar al régimen político al que ella misma pertenece, pudo haber tomado el teléfono para marcarle a la gobernadora y pedirle que resuelva el conflicto y cesara a su corrupta secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana. Instrucción que Layda habría acatado al instante. ¿No pudo o no quiso?

Y mintió también cuando dijo que Layda Sansores es una luchadora social. Falso. Es una vividora de la política al igual que su padre Carlos Sansores Pérez. Es una usurpadora que se disfrazó de defensora de los derechos ciudadanos para llegar al poder, pero una vez investida como mandataria, sacó el verdadero rostro de traidora, mentirosa, corrupta, nepótica y represora.

Si a alguien ha engañado es a Claudia, pero todos los campechanos sabemos la triste realidad de la más ineficiente y rapaz mandataria que ha padecido Campeche en toda su historia.

Qué pena por Claudia. Qué lamentable que no atendió la demanda de los policías. Qué tristeza por lo que le espera a Campeche si gana la cómplice de Layda Sansores.

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