Paseillo | Guillermo del Jesús Padilla Sierra ✍️
La Unacar se vio involucrada en temas de corrupción, como nunca antes lo había estado, durante la administración de Sergio Augusto López Peña, y prosiguieron durante el tiempo que fungió como rector José Antonio Ruz Hernandez. Se mencionaron cifras por arriba de los 400 millones de pesos en acciones fraudulentas de triangulación de compras fantasmas y fue un escándalo a nivel nacional llamado “ la estafa maestra “.
Petróleos Mexicanos le otorgó a la Unacar por la vía de adjudicación directa, contratos millonarios que superaron los mil millones de pesos y esta subcontrató a empresas, algunas fantasmas, para su realización, y en la gran mayoría se encontraron irregularidades, pero hasta la fecha, han podido evadir la acción de la justicia ambos exrectores.
Además de que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) está exigiendo un plan de pagos por los adeudos fiscales de los años 2012 y 2014 que ascienden a tres mil 500 millones de pesos, que no pagó la institución, pues ejerció como empresa, ha señalado Sandra Martha Laffón Leal, rectora de la Unacar.
También el 30 de abril de 2019, la máxima instancia del Tribunal Federal de Justicia Administrativa resolvió el Juicio de Atracción 27465/17-17-05-8/1535/18-S1-03-04, y tras analizar los diversos argumentos, determinó que Sergio López Peña no acreditó los extremos de su pretensión, y en consecuencia, dejó firme el dictamen de la ASF.
El asunto se convirtió así en cosa juzgada, por lo que la Auditoría Superior de la Federación solicitó el año pasado al Sistema de Administración Tributaria (SAT) el cobro de los 283 millones 775 mil 160.35 pesos.
Cabe señalar que el director de Planeación en la Unacar y principal asesor de López Peña durante su corrupta administración, fue el actual secretario general Juan Pablo Cetina Monterrey, quien es el poder tras el trono rectoral.
Mientras tanto, los trabajos para elevar el nivel académico, capacitación para los docentes, así como el mantenimiento de instalaciones deportivas, es nula, lo que implica un grave rezago educativo de la Unacar en comparación con otras instituciones educativas del país, al grado de que se corre el riesgo de que la universidad carmelita desaparezca como tal y se convierta en un campus de la Universidad de Autónoma de Campeche, o peor aún, en una Universidad del Bienestar, las cuales son de ínfima calidad.
Cómo verá, amable lector, el caso de la Unacar es preocupante y alarmante, pero nada pasa y continúa siendo un tema del que nadie habla, pero tarde que temprano tendrá fin trágico para nuestra comunidad en el ámbito educativo y social.
Créditos: Visión Carmen.
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