El balance de lo que este Gobierno de la corrupta Layda Sansores ha dejado de hacer, es muy superior a lo poco que hoy presume como sus logros…
Se ha notado mucha desesperación en el equipo de asesores de la nefasta gobernadora Layda Elena Sansores San Román, por “mostrar” resultados de este tercer año de Gobierno, lo que los ha llevado a usurpar las obras que el Gobierno Federal ha ejecutado en la entidad, magnificar dos o tres acciones estatales y sobredimensionar proyectos maqueteros como el Tren Ligero, para simular que se ha estado trabajando.
La realidad sin embargo, es muy diferente. La senecta Sansores San Román no se ha dedicado a gobernar. Sus prioridades son eminentemente políticas más que dar resultados, y sus obsesiones revanchistas la han llevado a perder gran parte de su tiempo litigando en los tribunales. La otra parte se ha dedicado a viajar, a pasear, a pasar todos los fines de semana en la Ciudad de México, huyendo de sus obligaciones como gobernadora de Campeche.
Por eso es que ha dejado infinidad de pendientes sin atender. Si hacemos una sucinta sumatoria podríamos concluir que es muchísimo más lo que se ha dejado de hacer, que lo que ahora quiere presumir como sus obras de Gobierno. El balance de lo no alcanzado es muy superior.
Si Sansores San Román nos quisiera presentar un contrainforme, tendría que empezar por reconocer que no ha sabido gobernar. Que no supo elegir a su equipo de colaboradores. Que la preferencia por los foráneos no solo provocó desplazamiento de personal valioso de origen campechano, sino que por el desapego de aquéllos respecto de esta tierra que no es suya, les ha mermado también el interés por dar resultados.
Es abultada también su ineficacia en el combate a la corrupción. Sansores ha preferido ‘enfermar’ a sus colaboradores para cesarlos de sus cargos, en lugar de procesarlos por las ilegalidades en que incurrieron por ejemplo en el Instituto de Cultura, en Obras Públicas, en Bienestar, en la Apicam, en el Instituto de Acceso a la Justicia, en Desarrollo Agropecuario, etcétera.
Sus desatención por reparar carreteras estatales, rurales y caminos a centros de acceso a las comunidades han provocado infinidad de accidentes; su indolencia para apoyar a los apicultores afectados por los agroquímicos tóxicos los ha llevado a la quiebra, la falta de financiamientos y apoyos a los sectores productivos como la ganadería, la pesca o la agricultura, ha frenado su expansión y desarrollo, en tanto que su actitud inhumana e insensible deja sin sustento a decenas de familias de pensionados de la Unacar, y a más de 100 expolicías padres o madres de familia, por mencionar algunos casos.
La relatoría de lo que no se ha hecho es mucho mayor que lo que presume que se ha alcanzado, y aunque eso no se dice en los informes, es muy claro que está presente en la mente y en corazón de miles de ciudadanos decepcionados por este Gobierno que ha resultado un absoluto fracaso.
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