Acostumbrada a saludar con sombrero ajeno, al atribuirse como propias obras de sus antecesores o inversiones federales, la corrupta Layda Sansores se voló la barda al atribuirse ¡una medalla olímpica!
A falta de resultados, y como producto de su explicable desesperación por simular que es un Gobierno que ha trabajado, la negligente e inhumana gobernadora Layda Elena Sansores San Román ha rebasado la barrera del cinismo y el descaro, al atribuirse el logro de la medalla de plata que con muchísimo esfuerzo y dedicación obtuvo para México la judoca Prisca Guadalupe Awiki Alcaraz en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Y sí, aunque parezca increíble, en su propaganda gubernamental cotidiana “Las 4 del Jaguar” que transmite a través de los medios oficiales, en redes sociales y en las estaciones de radio a su servicio, la Administración de Sansores San Román presumió como un “logro más” la presea plateada que obtuvo la México-Nigeriana Prisca Awiki, sólo porque el entrenador en jefe de la delegación de esa rama deportiva, es Jorge Luis Atencio Ramírez, un cubano que presta sus servicios en el Instituto del Deporte de Campeche (Indecam).
Hay que precisar que Atencio Ramírez, quien ostenta la nacionalidad cubana, aunque pregona ser “campechano de corazón”, no llegó a Campeche bajo la Administración de la usurpadora Sansores San Román (usurpa otro logro que no le corresponde), sino en el 2008, en tiempos de Jorge Carlos Hurtado Valdez, cuando Enrique Rosado Méndez estuvo a cargo de la dirección del Indecam.
Ya sabíamos la costumbre de la vetusta Sansores San Román de saludar con sombrero ajeno, y atribuirse logros de gobernadores anteriores, como por ejemplo la reducción de las tarifas de energía eléctrica que se luchó durante décadas, el programa de transporte escolar que inició desde tiempos de Ortega Bernés, y que durante el periodo de la senecta de Palacio, redujo su cobertura en cuanto a comunidades y población estudiantil atendidas. Por citar algunos casos.
Saluda Sansores San Román con sombrero ajeno, al asumir como propias las inversiones federales para rehabilitación y equipamiento de hospitales, reconstrucción de escuelas, rehabilitación de fachadas en el Centro Histórico, la maquilladita que le dieron al malecón, y hasta los tres vagoncitos del Tren Ligero que puso como ornato principal en la sede donde enviará su mensaje político, son obras del Gobierno de la República en que su Administración no ha puesto un solo peso.
Todo lo anterior puede entenderse sin duda alguna, puesto que ha sido costumbre de otros mandatarios hacer algo similar, pero colgarse la medalla que le pertenece sólo al escuerzo, dedicación, disciplina, constancia y entrega total de Prisca Awiki, sí rebasó todos los límites de la desvergüenza, el cinismo y la gandallez. Pero así es ella. No hay nada que hacer. Ya está vieja, por lo que no cambiará.
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