Vamos a comenzar hablando de uno de los asuntos que actualmente se encuentran en la agenda del día por la polémica e impactos que su implementación ha causado.
Me refiero al transporte público como coloquialmente es conocida la movilidad urbana.
Es definida como el conjunto de métodos y sistemas de transporte de pasajeros y mercancías que tienen lugar dentro de las localidades, permitiendo la comunicación permanente entre las diferentes partes de la ciudad.
Representa un aspecto fundamental de la vida, ritmo social y económico de las ciudades y opera con diferentes tecnologías, planificaciones urbanas y, sobre todo, presiones de los actores económicos.
En este siglo XXI, la movilidad urbana es diversa y pretende ser eficiente a través del transporte público, el de mercancías y el particular.
Lo anterior conlleva enfrentar tres retos importantes de cara al presente y al futuro, tanto en las urbes desarrolladas como en las de los países en vías de desarrollo.
Embotellamientos. Estos son debidos a insuficiencia de vías para garantizar un flujo rápido y sencillo de punto a punto al igual que la existencia de las “horas pico” causadas por la coincidencia de horarios laborales en los que el servicio se satura y colapsa por el volumen de unidades, produciendo pérdidas de tiempo, daño a la salud y merma en la calidad de vida por la lejanía al lugar de trabajo.
Dependencia de combustibles fósiles. La excesiva dependencia de este tipo de sistemas de motorización en el mundo empobrece la salud de los habitantes de la ciudad y además contribuye al efecto invernadero, el calentamiento global y el cambio climático.
Expansión de la mancha urbana. El crecimiento de las ciudades, sobre todo de aquellas que carecen de una planificación urbana apropiada, genera la necesidad de desplazamientos más largos, ya que en las ciudades está concentrado el grueso de la actividad económica contemporánea. Así, las localidades tienen cada vez más gente viviendo lejos de su trabajo, lo cual obliga a desplazar más cantidad de personas a lo largo de trayectos más largos, ocasionando un mayor tiempo lejos de la familia.
CONTEMPORÁNEO.
Para solventar la problemática anterior, se ha puesto en práctica un nuevo modelo llamado “Movilidad Urbana Sustentable”
Con el fin de evitar ser sorprendidos, es preciso establecer sus fundamentos para evitar caer en tretas por quienes creen que el solo hecho de enunciarlo, lo convierte mágica o milagrosamente en algo funcional, económico y de aceptación total.
La Movilidad Urbana Sostenible forma parte de los proyectos de reformulación del mundo moderno de cara a las presiones climáticas y medioambientales del siglo XXI, implicando medidas puntuales para lograr un transporte urbano rápido, eficiente y saludable.
Este es un modelo de traslado de bajo consumo de carbono que además privilegia el elevar la calidad de vida urbana y el bienestar colectivo, así como la creación espacios públicos confortables y seguros que favorezcan la convivencia ciudadana.
Debe ser capaz de generar alternativas al uso del automóvil, promover viajes no motorizados en transporte público e impulsar el ordenamiento del transporte de mercancías, racionalizar la circulación urbana, sus sistemas de distribución y puntos de intercambio multimodal.
Para encaminar este nuevo modelo, se debe resolver con inteligencia y estrategia entre otros lo siguiente:
Promover el transporte masivo para reducir la cantidad de automóviles en circulación al mismo tiempo.
Expandir y redistribuir las redes de transporte con vehículos menos contaminantes.
Integrar los distintos medios de transporte, a fin de generar recorridos más rápidos y sencillos.
Por último y no menos importante sería el cambio de patrón en el modelo de tarifas del transporte público.
Este es un asunto delicado y mucho muy sensible, pues afecta directamente el bolsillo de los ciudadanos, quienes actualmente y de forma mayoritaria usan el transporte público y no lo hacen por gusto.
Además, son inmediatamente afectados en sus bolsillos sino se utilizan tarifas justas previamente consensuadas, pues los sofismas mediáticos basados en que usarán unidades nuevas, cómodas, con conectividad y demás bla, bla, bla, pasa a segundo plano al ser un argumento falaz.
En su lugar se debe indicar el costo del nuevo servicio acorde al resultado del análisis de todo el programa integral de movilidad en el que se consideran la recuperación de las inversiones, mantenimiento, operación y otros tantos asuntos que los expertos aplican a estos estudios y obtener un justo precio.
La implementación de tarifas planas con abonos mensuales, trimestrales o anuales, fomentarán su uso y disminuirán de manera sustantiva el gasto al incrementar su ahorro en transporte.
Esto no solo es anunciar modernidad, innovación, ni hablar de sustentabilidad cambiando áreas verdes por concreto, ni presumir unidades, sino encontrar y resolver un asunto que ayude a minimizar el gasto y mejorar la movilidad y economía de ciudadanos, cuidando el planeta.
Corolario:
“Movilidad sustentable son acciones determinantes y menos palabras”
Mérida, Yuc., a 1 de agosto de 2024
Ing. Alfonso A. González Fernández
Consejo Mundial de Ingenieros Civiles (WCCE)
Expresidente
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