El presidente Andrés Manuel López Obrador envió una nota diplomática a la Embajada de Estados Unidos en México como respuesta a las declaraciones del embajador Ken Salazar. El diplomático estadounidense advirtió que la reforma al Poder Judicial podría representar un riesgo para el T-MEC, lo que desató la molestia del mandatario mexicano.
Con su acostumbrado discurso de “no aceptamos injerencias”, el mandatario mexicano desestimó cualquier crítica externa, acusando una supuesta intervención en la soberanía del país. Esta postura evidencia una falta de disposición para dialogar y analizar los riesgos reales que la reforma podría traer a la estabilidad económica y al respeto a los acuerdos internacionales.
En lugar de actuar con diplomacia y entender la gravedad del señalamiento, AMLO prefirió enviar una nota diplomática cargada de confrontación, ignorando que los intereses comerciales y la confianza en el sistema judicial mexicano son fundamentales para las inversiones y el desarrollo económico. Una vez más, su enfoque de “todos están contra nosotros” parece más interesado en alimentar su narrativa política que en proteger los verdaderos intereses de México.
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