La madrugada del sábado, en el bar “Compadrito” del barrio de San Román, se desató un conato de bronca cuando empleados de seguridad impidieron a un grupo de clientes salir del establecimiento, a pesar de que ya habían pagado su cuenta. Los guardias, acusando a los parroquianos de no realizar el pago, exigieron que lo hicieran nuevamente, lo que generó tensión y obligó a los clientes a llamar al número de emergencias.
El incidente ocurrió en el mismo bar que la semana pasada fue blanco de disparos en su fachada. En esta ocasión, al lugar acudieron agentes estatales, quienes intentaron mediar en la situación. Sin embargo, los guardias de seguridad comenzaron a enfrentarse con los ciudadanos e incluso empujaron a algunos testigos ajenos al conflicto, lo que encendió los ánimos y originó un enfrentamiento menor.
La intervención de la policía evitó que el caso escalara, aunque los empleados, al verse superados en número, se atrincheraron dentro del bar, lanzando insultos tanto a los oficiales como a los clientes. Finalmente, las personas retenidas pudieron salir, luego de demostrar que los guardias intentaban cobrarles el doble. Las autoridades mantuvieron la zona resguardada ante las amenazas de los encargados del lugar de tomar represalias.
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