MAYOR DAÑO EN EL TRAMO BACALAR-ESCÁRCEGA
El Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), que pertenece al Conahcyt, reveló que el Tren Maya, proyecto emblemático del expresidente Andrés Manuel López Obrador, deforestó más de 11 mil hectáreas en el sureste, liberando alrededor de 470 mil toneladas de carbono.
De acuerdo con una publicación de El Financiero, los investigadores destacan que el tramo 5, entre Cancún y Tulum, es el que más carbono liberó por hectárea, mientras que el 7 (Bacalar-Escárcega), ha tenido impacto significativo en detrimento de la Reserva de la Biósfera de Calakmul.
Los especialistas remarcan que el impacto del Tramo 7 es potencialmente más fuerte no sólo por el carbono liberado a causa de la deforestación de 2 mil 500 hectáreas, sino por la generación posterior de un polo de desarrollo en las inmediaciones de la estación de Calakmul.
“Resulta especialmente preocupante el Tramo 7, debido al impacto que tendría en la Reserva de la Biósfera Calakmul, la más grande e importante de la Península de Yucatán”, alertaron.
El Tren Maya, cuyos trabajos se acercan a su final, cubre cinco entidades y tiene más de mil 500 kilómetros y la devastación forestal ha sido revelado por estudios.
Para calcular inicialmente la cantidad de carbono, los investigadores José Luis Hernández-Stefanoni, Juan Andrés Mauricio, Fernando Tun-Dzul, Francisco Chi-May y Juan Manuel Dupuy, generaron un mapa de la densidad de carbono forestal para la construcción del Tren Maya.
Los bosques, como los ubicados a lo largo del Tren Maya, son en su mayoría del tipo tropical y almacenan una parte importante del carbono, expusieron los expertos.
“La deforestación, la fragmentación del hábitat, los incendios forestales y otros disturbios pueden provocar la pérdida de biomasa forestal y la liberación del carbono almacenado en la vegetación (y, en menor medida, en el suelo)”, apunta el estudio.
Así, la tala de más de 11 mil hectáreas ocasionó la liberación de carbono contenido a la atmósfera, lo cual depende del tipo de flora: la selva mediana subperennifolia, que comprende casi la mitad de la vegetación deforestada, tiene mayor densidad por su mayor altura; es decir, la tala de árboles de entre 15 y 25 metros en la Península de Yucatán ha sido la más registrada durante la construcción del Tren Maya.
“El Tramo 5 (Cancún – Tulum) tiene la mayor densidad de carbono por hectárea (43.6 ton/ha) en comparación con los otros tramos, y contribuye en mayor proporción al total de carbono removido”, apuntan los investigadores del CICY.
Se trata de la zona con mayor cantidad de daños, y aunque el Gobierno planteó reforestar alrededor de 485 hectáreas con la flora desmontada en el tramo 5, el Órgano Interno de Control (OIT) del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) no pudo constatar ni siquiera la existencia del terreno para tal medida.
Además, ambientalistas como Elías Siebenborn documentaron la colocación de una malla perimetral en las laderas del paso del ferrocarril, lo que dificulta el paso natural de la fauna que ya cobró la vida de al menos un par de animales en la zona del tren.
Exigió quitar la malla ciclónica donde hay viaducto elevado, y parar el secretismo y mentiras sobre este asunto.
Si bien la concentración de carbono es más alta en el tramo 5, la extensión del séptimo segmento, que va de Bacalar a Escárcega, fue el que más carbono liberado registra relacionado con la tala de selva, con 102.4 mil toneladas.
En suma, la emisión de carbono ligada a la deforestación de la selva se calcula en poco más de 470 mil toneladas de carbono y, aunque el estudio del CICY es de los más recientes y con menor margen de error, consideran necesario hacer un reporte más exhaustivo que considere las áreas deforestadas en la construcción de almacenes, equipos y otra infraestructura utilizada para la construcción del tren.
Además, es necesario considerar el impacto que tendrán los polos de desarrollo, que contemplan asentamientos poblacionales en las zonas aledañas a la construcción del Tren Maya.
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