Este primer ejercicio se realizó paradójicamente, a puertas cerradas, en las reducidas instalaciones de la Sala de los Gobernadores de Palacio de Gobierno, y con asistentes previamente seleccionados…
Puso en marcha la extraviada e insensible gobernadora Layda Sansores una nueva ocurrencia de su Gobierno, las “audiencias públicas”, mediante las cuales se supone que ella y su gabinete, atenderán personalmente a los ciudadanos para escuchar sus peticiones, planteamientos o quejas, y canalizarlos a la instancia adecuada para que se resuelvan lo más pronto posible.
Este primer ejercicio se realizó, paradójicamente, a puertas cerradas, en las reducidas instalaciones de la Sala de los Gobernadores de Palacio de Gobierno, y con asistentes previamente seleccionados, quienes supieron posar correctamente para que las fotos intentaran engañarnos con que de verdad la gobernadora se atrevió a bajar de su nube para dialogar de frente con los ciudadanos.
Recién nos enteramos que este tipo de audiencias ciudadanas se realizarán cada 15 días. No nos enteramos de la convocatoria a la primera, y desconocemos cómo es que varios ciudadanos acudieron a dialogar con la mandataria y con algunos de los integrantes de su gabinete para plantearles sus problemas, ya que no hubo convocatoria previa. Es decir, el común de los campechanos no supo que habría ese ejercicio de gestión popular, ni tampoco se enteró de cuáles eran los requisitos para que pudieran participar.
O sea, la primera audiencia pública que concedió la nefasta Layda Sansores, en tres años de Gobierno, se hizo en secreto, con invitados a modo para no correr riesgos, y sin que la ciudadanía lo supiera, lo que contraviene el espíritu y la esencia de ese tipo de prácticas.
Suponemos que la secretaria particular de la gobernadora agendó a dos o tres ciudadanos que le habían solicitado previamente audiencia, para que sean atendidos en este ejercicio, no sin ser aleccionados para que no revelaran a otros que la mandataria estaría disponible, y sobre todo, que estaría en Campeche y no en uno de sus recurrentes viajes.
Difícilmente este programa de las “audiencias públicas” podrá cumplir su objetivo fundamental, que es acercar a los gobernantes a los ciudadanos, para que éstos presenten sus diversos planteamientos.
La señora Sansores no es una funcionaria accesible. Acude a eventos cerrados, con ingreso controlado y restringido, y cuando tiene que estar en actos públicos y abiertos, llega en su camioneta blindada y rodeada de decenas de guaruras y lambiscones a sueldo para que nadie la moleste, así que suponemos que sus supuestas “audiencias públicas” también tendrán muchos filtros y restricciones y no serán más que un instrumento propagandístico para hacer creer que la senecta mandataria sí está cerca de su pueblo, algo que el 80 por ciento de los ciudadanos que responden a las encuestas, consideran que es absolutamente falso.
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Que vieja tan terca