Cinco candidatos morenistas que perdieron su elección en los pasados comicios, recibieron premios de consolación esta semana, al ser enviados a diversas áreas vinculadas con la educación de los jóvenes campechanos. Una mala señal que nos confirma la enfermiza y dictatorial obsesión de la nefasta gobernadora Layda Elena Sansores San Román por impulsar el adoctrinamiento masivo en las escuelas públicas de educación media superior y superior.
Jamile Moguel, quien sufrió una justa, pero para ella muy frustrante derrota en su búsqueda por la Alcaldía de Campeche, ya funge como directora general de la Fundación Pablo García, un área estratégica para la premiación —o castigo— de los jóvenes campechanos con mejores promedios, que quieran continuar sus estudios de posgrado siempre bajo la égida de la doctrina cuatroteísta.
Guillermo Manuel Novelo Oreza, candidato perdedor a diputado local por el Cuarto Distrito, quien se pasó la campaña quejándose de que era perseguido por sus adversarios políticos, ahora está al frente del Instituto de la Juventud del Estado de Campeche, otra institución que ha dejado de impulsar políticas públicas para el desarrollo de ese sector poblacional, para convertirse en plataforma de afiliación de jóvenes campechanos.
Diana Consuelo Campos, candidata perdedora a la Alcaldía de Hopelchén es directora general del Instituto Tecnológico Superior chenero, con el evidente objetivo de convertir a esa institución en fuente de adoctrinamiento partidista para sumar a los alumnos a las campañas electorales, a fin de arrebatar ese bastión territorial tradicionalmente priísta.
Esteban Román Yam Cahuich perdió la elección por la Alcaldía de Hecelchakán, y fue enviado como director general del Instituto de Capacitación para el Trabajo de Campeche (Icatcam), otra área estratégica para reclutar a jóvenes y adultos desempleados que reciben adiestramiento para obtener alguna fuente de ingresos. Desde ahora también serán activos instructores de la ideología morenista.
Nayeli de los Ángeles Heredia Caamal, perdió como candidata a diputada por el Sexto Distrito y fue premiada al regresar como titular de la Subsecretaría de Trabajo y Previsión Social.
En el Colegio de Bachilleres se premió el rastrerismo y lambisconería del exdiputado morenista César González David, quien cumplirá con la encomienda de la corrupta y extraviada gobernadora Layda Sansores de convertir a las instituciones de educación en centros de ideologización partidista y en campos de entrenamiento de los nuevos activistas de la 4T.
No tiene César González —y tampoco lo tenía su antecesor Anuar Dáger— antecedentes de haber participado en labores académicas, en tener alguna preparación adicional para la formación de jóvenes bachilleres, o alguna maestría en educación media superior, pero sí nos demostró muchas veces su fanatismo morenista, y su interés en hacer que los jóvenes pierdan su tradicional tendencia a la rebeldía y a la libertad, para convertirlos en sumisos seguidores de los postulados de la 4T. Lamentable el destino de los jóvenes campechanos aspirantes a bachilleres.
El también exdiputado morenista y fanático antirreligioso Héctor Malavé Gamboa, es director general del Tecnológico Superior de Calkiní, pese a que su perfil es más hacia las humanidades que para la ciencia y la tecnología. Es claro que su objetivo no es educar sino adoctrinar como los otros casos ya citados.
En la Secretaría de Protección Civil se le pidió la renuncia a “Berthita” Pérez Medina, una de las activistas de la resistencia civil de 1997, fanática también del sansorismo y seguidora fiel de la anciana gobernante, pero quien tendrá que pagar el error de no haber tomado las previsiones oportunas para enfrentar los embates del huracán Milton, los cuales después se convirtieron en tema para los reproches directos a la propia Sansores. No fue su primer y único caso de ineptitud por cierto, pero ninguno le había rebotado a la gobernadora.
Anuar Dáger fue enviado a la Seproci para mantenerlo ocupado haciendo algo, mientras le lavan los expedientes sucios que dejó en el Cobacam. Le premian su lealtad y haber traicionado a Raúl Pozos, ya que fue de los que aportaron elementos para que al champotonero lo mandaran a la banca. Pero bueno, hay quienes aseguran que traición con traición se paga.
Rafael Castilla Azar fue designado coordinador general de Proyectos de la Coordinación General de la Oficina de la Gobernadora de Campeche, una instancia que, evidentemente ha servido para un soberano cacahuate en estos tres años, y que difícilmente podrá sobresalir en algo, pues no es prioridad de este Gobierno el desarrollo de Campeche, sino que el Estado siga en manos de Morena.
En la Subsecretaría de Obras Públicas fue designado el expriísta, expanista y exmocista José Luis Llovera Abreu, a quien se acusa de haber traicionado a la alcaldesa Biby Rabelo de la Torre, pero a quien en realidad se premia por haber dejado a un lado sus argumentaciones técnicas y fundadas sobre la inviabilidad del llamado Tren Ligero. Hay quienes piensan que le tendieron una trampa para atraparlo en chanchullos en su nuevo puesto, desde donde todo mundo sabe que estará muy vigilado.
Previamente, fueron ratificados Jakson Villacís Rosado como fiscal general del Estado y Roxana de las Mercedes Montero Pérez como secretaria de la Contraloría del Estado. Posiciones estratégicas que no servirán a los intereses de la colectividad sino a los caprichos de la prepotente y autoritaria gobernadora.
Más de lo mismo. Cambios, para reforzar la reversa y el retroceso del Estado. Sin duda.
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