Los lamentos de la Llorona se han modificado. lo mismo que su aspecto. Ahora ella es pelirroja y al vagar por las calles oscuras, la queja que se escucha es: “somos poooobres y jodidoooooos”.
Desde el pasado 1 de octubre, un mes antes de que empezaran a arribar los pixanitos y finados a su ancestral banquete anual, la Tía Rata se atavió con su blanca túnica, se despojó del maquillaje para generar mayor impacto de terror, y al igual que la mítica Llorona, empezó a lanzar sus lamentos, quejas, reproches y reclamos por todos lados, a fin de generar conmiseración por parte de la nueva Administración Federal. “Somos pobres y jodidooooos”. grita por todas partes…
—“Tiene un cinismo impresionante que además asusta, expresó el poeta Casimiro— quiere normalizar el fracaso de su Gobierno burlándose de sí misma y mofándose de su evidente incapacidad, para que todo lo que reclame la ciudadanía posteriormente, se le escurra como el agua en la ragadera”, señaló.
—“Bueno —le corrigió don Memín— a ella no le están lanzando precisamente agua, sino un material más viscoso y hediondo como su conciencia, que difícilmente pueda aceptar gustosa y es difícil de escurrir. Y como no tiene la manera de justificar el rotundo fracaso de su Administración, ha tenido que aceptarlo y ahora está llamando a que todos nos unamos para exigir más recursos”.
—“Que primero rinda cuentas de todo lo que ha gastado, exigió doña Chela. No es posible que en tres años, y con un presupuesto de más de 75 mil millones de pesos, no haya podido tapar ningún bache, o mejorar la infraestructura para que vengan a asentarse empresas. Sólo se la ha pasado quejándose de las pésimas condiciones económicas que padecemos, de los regazos, de las necesidades, pero no ha movido un dedo ni gastado ningún peso para mejorar las cosas”, lamentó.
Don Julián asintió con seriedad, respaldando los dichos de sus contertulios. “Escuché el discurso que dijo durante la presentación de un libro por parte de periodistas chilangos, a quienes sí apapacha, mientras que a los de acá los tiene sometidos, amenazados y malpagados. Dice que la culpa del rezago económico de nuestra entidad es porque la Federación no nos ha correspondido a lo que nosotros aportamos por el petróleo.
Se le olvida que ella fue legisladora federal durante más de 18 años y que nunca presentó una iniciativa para revertir esa situación. Y ¿cómo le iba a interesar mejorar las condiciones económicas de esta bella tierra si ella ni vive aquí? Así que de nada le sirve llorar y llorar, por lo que debería ponerse a trabajar, y a hacer rendir el multimillonario presupuesto de que dispone. Más de 75 mil millones de pesos malgastados en tres años, y todavía se atreve a culpar a otros. ¡Qué cínica y sinvergüenza!”.
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