La designación de José Antonio Arce y Escamilla como titular de la Coordinación del Corredor Económico del Bienestar en la zona del Corredor Maya, que comprende los Estados de Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, es sin duda alguna otro duro mensaje, un severo “estate quieta” para la farsante y mentirosa gobernadora Layda Elena Sansores San Román.
Nacido en Motul, Yucatán, José Antonio Arce y Escamilla ha vivido en Campeche prácticamente toda su vida, y aquí ha formado una familia, entre cuyos integrantes se encuentra el diputado local Paul Alfredo Arce Ontiveros, designado hace apenas unos días como nuevo coordinador estatal del partido Movimiento Ciudadano.
Y sí, en efecto, coincidencias, casualidades y circunstancias que por momentos concede el destino caprichoso, pues mientras que don José Antonio ha estado vinculado desde hace varios años al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y a la mal llamada 4T gracias a su amistad con el hoy secretario de Economía, Marcelo Ebrard Casaubón, su hijo Paul Alfredo siguió caminos e ideologías diferentes, hasta llegar a convertirse no sólo en uno de los principales referentes de la oposición en Campeche, sino en uno de los líderes más perseguidos, hostigados y acosados por el nefasto Gobierno represor de Sansores San Román.
Hace apenas unas semanas, Paul Alfredo fue arbitrariamente detenido por un grupo de presuntos agentes ministeriales, que lo condujeron en calidad de detenido a una de las salas de juicios orales, para responder a las denuncias por peculado que hay en su contra. En su haber, el diputado Arce acumula al menos cinco carpetas de investigación por acusaciones diversas. La mayoría fundadas exclusivamente en el odio y en la represión de la corrupta mandataria campechana.
No podemos imaginar el grado de frustración que inundó el corazón de la senecta gobernadora Sansores, cuando se enteró el pasado fin de semana que un familiar muy cercano del diputado Arce Ontiveros había recibido una importante distinción del Gobierno de la señora Sheinbaum Pardo.
Si la designación de Manuel Zavala Salazar como secretario de la comisión de Movimientos Sociales del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, le provocó un severo cuadro de urticaria y tirixtá a la senecta Layda Elena, no sabemos aún qué grado de afectación mental ha padecido su orgullo, al constatar que en el equipo de Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo no hacen caso a sus odios, rencores, frustraciones y deseos de venganza.
Habrá que recordar aquí que durante uno de los momentos más explosivos de la rabia laydista contra su acérrimo enemigo, Eliseo Fernández Montufar, que lo llevó a allanar varias viviendas y propiedades presuntamente del exedil campechano, una de las casas agredidas fue la de José Antonio Arce y Escamilla, quien padeció en carne propia excesos, abusos, prepotencia y violación a las garantías individuales en que incurrieron los elementos policiacos para satisfacer los odios y la sed de venganza de la arbitraria Layda Sansores.
Arce y Escamilla se concentrará en las labores y obligaciones que le fueron conferidas, pues ya dio muestras como delegado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, cuando Marcelo Ebrard fue canciller. Su designación, que no fue del agrado de la gobernadora, demuestra que la anciana Sansores no tiene ninguna influencia ni acercamiento con la Presidenta.
Su recomendado Renato Sales Heredia sigue esperando el llamado para levantarse de la banca, mientras que la lista de sugerencias enviadas desde Campeche para ser sumados al equipo de Sheinbaum, entre ellos su deschavetado sobrino Seso Loco y otros personajes de esta familia de saqueadores, simplemente fue tirada a la basura.
El mensaje es claro y contundente. Layda Sansores no está en los afectos de la Presidenta. Y por el contrario, si hay que fortalecer a sus adversarios políticos, no habrá ningún reparo en hacerlo, lo que garantiza que, tarde o temprano, y a pesar de su avanzada edad, la corrupta Layda Elena y sus cómplices foráneos con los que está saqueando Campeche, pagarán por sus abusos y tropelías.
Al llegar al río Rubicón, César comentó: “La suerte está echada”. Pobres los caídos. Sirva ese ejemplo para anticipar que la redonda y repintada cabeza de Sansores caerá tarde o temprano.
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