Campeche ha vivido una de sus semanas más álgidas en el tema de la violencia. Ejecuciones, balaceras, asaltos y extorsiones se han multiplicado por todas partes. A pesar del sonsonete repetitivo de las autoridades gubernamentales de que “todo está bien” y de que “no pasa nada”, la ciudadanía percibe que vamos de mal en peor.
El colmo es que en lugar de que nuestras autoridades ‘tomen al toro por los cuernos’, siguen esquivando con pretextos, excusas y las argumentaciones más torpes que pueden encontrar, y mienten diciendo que es falso que vaya en aumento la inseguridad.
Y sin duda alguna que en esta ocasión el servil diputado José Antonio Jiménez Gutiérrez, coordinador de los diputados locales morenistas, se voló la barda al declarar que todo lo que ocurrió esta semana —por ejemplo, la balacera en la Unidad Habitacional “Fidel Velázquez”, donde dos jóvenes fueron gravemente heridos— es sólo parte del discurso de la oposición. Por eso perdió la pasada elección.
El cínico diputado plurinominal, ampliamente repudiado en su distrito, negó que haya inseguridad, y que “es más bien una campaña sucia de la oposición, en específico de Movimiento Ciudadano y el PRI”, por lo que insistió que Campeche es el Estado más seguro.
Agregó que “las campañas sucias han hecho todo para desinformar, y usaron a los policías como botín político, pero sólo es burdo el intento de construir narrativas y percepciones que no lo son. No estoy de acuerdo en los comentarios de que hay miedo en la gente para salir a la calle, y me parece que a nivel nacional Campeche sigue siendo un Estado seguro”.
No cabe duda de que el que tiene una narrativa equivocada es el servil diputado Jiménez, pues de sopetón despojó de legitimidad la lucha que durante 105 días realizaron los policías en contra de la corrupta e inepta Marcela Muñoz. Olvida que él, cobardemente, se negó a dialogar con ellos y contribuir a encontrar soluciones al problema, porque sabía que la guanajuatense es intocable en el gabinete, a pesar de ser la culpable del incremento en los niveles de inseguridad.
Descaradamente rechaza que “haya miedo en la gente para salir a la calle”, cuando él mismo encarna ese pánico a exponerse solo en la vía pública. Es uno de los funcionarios públicos más miedosos, con al menos una decena de guaruras protegiéndolo todos los días, y utilizando vehículos blindados. Si la inseguridad es un “invento” de la oposición, entonces ¿él a qué le teme? ¿A los fantasmas?
No sorprende que la mentirosa y sinvergüenza gobernadora insista en negar la realidad que sucede en Campeche. En su programa del martes pasado, repitió que durante septiembre y octubre no hubo ninguna ejecución por parte del crimen organizado, pese a que le demostramos con pruebas que en ese lapso hubo al menos 17 homicidios de este tipo.
El problema es que si sus acciones de Gobierno y sus estrategias de seguridad se basan en esa esquizofrénica visión de lo que acontece, entonces no emprenderá acciones para reforzar la vigilancia, los operativos o el trabajo de las corporaciones policiacas para devolverle la paz y la tranquilidad robada a los campechanos.
La prueba contundente de que miente la mandataria Sansores la vemos en los guaruras que la custodian a ella, a sus familiares, a sus secretarios y familiares de estos. Pero debemos señalar que su visión autocomplaciente de las cosas la ha conducido a esa mediocridad gubernamental con la que vivimos desde hace poco más de tres años en Campeche. Así de claro.
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