Lo único cierto es que este diferendo ratifica a Layda Sansores como un factor de división en Morena. Son amplios los segmentos morenistas que no la ven como uno de los suyos…
La advertencia de la lideresa nacional de Morena, Luisa María Alcalde Luján, para llevar a la perversa, traidora y mentecata gobernadora Layda Sansores al seno de la Comisión de Honor y Justicia de ese instituto político, debe haberle cimbrado el orgullo el pasado fin de semana a la senecta de Palacio.
Si bien es cierto que la respuesta de Alcalde Luján fue al cuestionamiento sobre la inclusión de Jorge Luis Lavalle Maury al gabinete estatal, y que la lideresa morenista se vio muy evasiva y hasta insegura en lo que decía, también es una gran verdad que este caso sigue generando controversia y división en ese partido. No hay que desdeñar el respaldo incondicional del líder estatal, Erick Reyes León, a ese absurdo nombramiento, pues va a contracorriente de la postura oficial partidista y si castigan a la jefa, también deberán sancionar al lacayo.
Lo único cierto es que este diferendo ratifica a Layda Sansores como un factor de división en Morena. Son amplios los segmentos morenistas que no la ven como uno de los suyos. Heredera de un cacicazgo y de una fortuna incalculable por parte de su padre, con gustos extravagantes y una vida de lujos y de excentricidades, lo único que acerca a Sansores San Román a la 4T es su perpetua contradicción existencial, su pasado priísta, perredista y convergente y ese discurso falso e hipócrita “a favor de los pobres”.
Personajes como Layda Elena irradian repulsión en las nuevas generaciones, y quienes conocieron los excesos, abusos y corruptelas de su padre, saben que ella lleva en la sangre los genes de la corrupción, de la traición, de los abusos, de los excesos y de la hipocresía, y que por tanto, fue un error haber votado por ella, o por lo menos haber callado ante la consumación del fraude que la entronizó en el cargo. Y esa es la real verdad. Se robó la elección.
En Morena saben que Layda Elena ya es un lastre para la continuación del proyecto político de la 4T. Saben que en Campeche la mayoría de los ciudadanos la repudian, y que la tendencia del sufragio no será a favor del partido de la gobernadora. Por el contrario, se espera un caudal de votos de castigo en la siguiente elección.
Por eso es que Layda tampoco se ha preocupado por generar cuadros políticos que la sucedan, porque está consciente de que ella no va designar a su sucesor o sucesora, y que sea quien sea que imponga su partido lleva todas las de perder. Por eso, quizá, su intención es pactar con el o la aspirante más fuerte, y comprar con el presupuesto multimillonario que maneja, la impunidad transexenal para ella y los suyos.
Su papá traicionó al PRI cuantas veces así le convino, hasta que lo descubrieron y lo congelaron. Claro, para entonces, ya había amasado una incalculable fortuna. Parece que lo mismo hará Layda. No en balde repite en cada espacio público que se lo permite, que Carlos Sansores es su gran gurú y maestro.
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